jueves, 31 de enero de 2019

Habla el martillo de Isabel- Patrimonio y educación




dedicado con cariño a mi monitora del taller de empleo. Isabel tiene mucha paciencia conmigo y yo hago lo que puedo. Queda mi huerto, abandonado como el patrimonio que custodia el Ayuntamiento. Solo falta agua, más díficil que conseguir que conocimiento.






Habla el martillo de Isabel.
En cierta ocasión, los alumnos de un taller de empleo de jardinería se mostraban nerviosos, y se quejaban porque era muy difícil para ellos la materia que les estaba explicando su  monitora de jardinería.
Esta, para quitarle el hierro  y la aspereza que conlleva todo aprendizaje académico,  se dirigió a ellos como una psicóloga.
-¡Cómo, a estas alturas de vuestra vida!-
 ¿ es qué no recordáis vuestra infancia,
aquellos años lejanos donde ibais a la escuela?
Enhorabuena , habéis vuelto de nuevo, y esta vez…
 para triunfar .
Así os digo a vosotros; ¡Oh alumnos!;
Bienaventurados y afortunados seáis;
pues sois  de nuevo tan alumnos…
 como los que van por primera vez al colegio.

Sed  pues resistentes al estudio .
Permanecer en la silla como un clavo
Sed igual que un clavo que sujeta una hoja
Aprender a permanecer en la silla resistiendo al estudio.
Y si es duro lo que digo,
Siiii, Siiiiii, siiiii
escuchar mi martillo sentenciando la lección;
Y vibrar como un clavo cuando termina su trabajo.
Algunos me decís:
-“Es inútil aprender más Isabel.
Mi mente y mi cuerpo no da más de si,
No comprendo al martillo ni al clavo”
Pero…os pregunto:
¿ por qué os ponéis tantos límites?
¿ A qué viene tanto sollozo a estas edades?
Si no es el martillo y ni el clavo lo que habéis de comprender.
Sino lo que yo cincele con ellos en vuestra mente;
Para que seáis resistentes al estudio ,
 y salten chispas en vuestras ideas para arrancaros los clavos.
 Habla el martillo de Isabel.
Angelillo de Uixó.

sábado, 19 de enero de 2019

Asesinados por la caza en Vall d´Uixó






Relucen las mochilas sobre las espaldas,
Se cubren de polvo del sendero las botas,
Huyen de la ciudad buscando el árbol que no crece tras los cristales.
Quieren conocer la alegría que crece en las montañas.
Hay una meta trazada previamente.
Subir un monte, cruzar un barranco…
Conquistar una emoción,
trazar una desconexión.
La luna asoma sobre el monte pelado de Vall d´Uixó.
Blancas casetas de cal
 suspendidas en el monte
 meditan entre sendas
 que se enroscan como culebras.
No son tierras para el ocio Vall d´ Uixó.
Y las metas pasan huyendo,
Como los pájaros cuando escuchan un disparo.
Junto el almendro  que florece en un costado del camino,
Crece un reguero sucio de sangre,
 El sendero es un harapiento gusano
  cubierto  de pelos de jabalí herido.
La luz se va apagando
Como el calor de la bestia herida
Acurrucada entre las casas de cal.
Y la meta revienta en un suspiro
 “Otra vida ha sido asesinada por la caza”
Vuelven a la ciudad sin la emoción prometida
Con un conflicto entre la vida  y la muerte,
La caza y el ocio dentro de un reloj de arena que nadie detiene.

Angelillo de Uixó.












jueves, 17 de enero de 2019

No a la caza, ni es patrimonio ni cultura



El lobo está entre los naranjos.

Es la naturaleza salvaje, salvaje, salvaje.
No hay lobos en esta tierra,
No hay rapaces en este cielo
Ya no existen en el teatro de estos campos,
La función de la  lucha por la vida
Entre el buitre y la bestia  malherida.

Es la naturaleza salvaje, salvaje, salvaje
La que busca el senderista y el cazador,
Cuando se encuentran en estos campos de naranjos.
Odian las monotonías de sus vidas,
Por eso tienen miedo al cruzarse,
a que no quede un gusano en la tierra,
Ni una paloma en el cielo.
En la sombra de los naranjos,
sale perdida la bala huyendo de la monotonía.
alcanzando al paseante de rodillas en el azahar.

Odian el cazador y el senderista,
que la naturaleza no sea salvaje, salvaje, salvaje,
Cuando silba la bala perdida,
entre las flores y las colmenas
para encontrar un pulmón lleno de aire
de  un senderista que cae al suelo mirando al cielo,
como  fuelle  se plega ,resoplando un reguero  sangre.
Mientras huye un cazador enloquecido de los naranjos
Protestando que no quede naturaleza salvaje, salvaje, salvaje
De la vida.
Angelillo de Uixó.
*****
El poema está basado en una excursión en bicicleta un domingo con un amigo que me acompañaba mientras yo le enseñaba mi tiro de perros enganchado a la bicicleta.  Él me mostró la cantidad de cartuchos de caza que había junto el camino que realizábamos entre maquial, aigua molls, rodeno…) previamente le comenté lo que me ocurrió en una batida de caza dos o tres semanas antes, me metí en ella corriendo un gran riego. Hay que decir, que en Vall d´Uixó entre mucha gente que pasea por el campo hay preocupación por los cazadores . Están bajando del monte, y cada vez  se acercan más a  los caminos, y a las viviendas a cazar, provocando preocupación por el riesgo que conlleva. Está dedicado a Cristina, que es una muchacha que conozco que le encanta salir de la monotonía del trabajo yéndose de escapada los fines de semana con su pareja y sus amigos a hacer excursiones al monte o al mar, sin saber el riesgo que conlleva de que un cazador los alcance mientras pasean cerca de la playa, o un camino lleno de campos de naranjos.

miércoles, 9 de enero de 2019

La propiedad es un crimen que se debe castigar-








La noche estrellada y fría caía lentamente cubriendo los caminos.
 El azadón al hombro aún tenía las heridas en su filo cuando un campesino de Vall d´Uixó regresaba cabizbajo a su casa sintiendo escalofríos en su cuerpo de lo que había hecho. A su espalda, en las montañas oscuras tras el ocaso quedaba su crimen oculto a todo el mundo. Cuando pasaba junto unos niños de texas que jugaban en un descampado iluminado por farolas, la mirada del campesino A*** la arrastraba por el   suelo cargado con sus bolsas de verduras.  Sabía que estaban esos niños allí por sus voces. Poco a poco fue subiendo por la cuesta de San Antonio hasta llegar a su casa donde dejó las bolsas. Tomó asiento en una silla de esparto junto la chimenea. En la mesa había un vaso de agua que bebió de un sorbo al sentir la garganta seca. Se conmovió su conciencia ante la presencia las bolsas. En algunas asomaban por las asas las raíces de las plantas , lo que le provocaba remordimientos de su crimen.
EL crimen, esa palabra que nos horroriza tan solo de escucharla y de imaginarla; y el castigo, que necesitamos para tranquilizarnos. Pero en ocasiones, el verdadero castigo es el crimen. En otras ocasiones, no somos conscientes del verdadero crimen. Nos pasa desapercibido cuando nos relatan un crimen sin que haya muerto un ser humano;  y puede ser más trastornador e inquietante este crimen sin muertos, que el cometido contra una persona o un grupo de personas. Si hay un crimen que no se persigue y causa más muertes  que todos los grupos terroristas del mundo juntos, así como es responsable  de las guerras, el hambre, muchas enfermedades, esclavitud, y todos los males que podamos imaginar:
es la propiedad privada.
El crimen cometido por este agricultor estaba causado por este motivo.
Esa tarde, después de llegar de su trabajo como jardinero recibió una inesperada llamada mientras preparaba la comida antes de ir a un huerto que le había cedido un conocido. Este  tenía un bancal abandonado junto una humilde caseta donde iba algún que otro domingo.
Veras A***- le dijo el conocido y propietario del terreno  al campesino por el teléfono- sobre el terreno que te cedí, ¿ te acuerdas?, en fin… he pensado que es mejor que no vayas más… es que me apetece estar solo en la caseta, voy a subir más a menudo y no quiero ver a nadie. ¿ comprendes?
Pero R***- comentó el campesino- tengo el huerto en plena producción, está lleno de guisantes, habas, borrajas, acelgas… ¿ no puedo estar allí hasta que termine su ciclo?
Con absoluto despreció le comentó el propietario- llévate si quieres las plantas contigo.
 A lo que el campesino, que no daba crédito a lo que escuchaba  le contestó
¡ Pero como voy a llevarme las plantas de todo un huerto, además,  si están en plena producción!
Mira lo que quiero es que no vuelvas- de forma tajante y seca termino la conversación el propietario.
EL campesino dejo el teléfono junto al plato de garbanzos que humeaba, con las palabras grabadas a fuego por su mente sin comprender lo que había pasado al propietario. Lo primero que pensó se lo dijo a si mismo en voz alta el campesino .
Ah canalla R***, desde el principio lo tenías todo pensado, cuando me dijiste un día que nos cruzamos y  te comenté que tenía problemas en un huerto que no paraban de robarme,  al estar en un solar donde pasaba todo el mundo, y me dijiste. “Hombre A*** yo tengo en las montañas una caseta que me he comprado recientemente con unas tierras que llevan ni se sabe paradas. A mi las tierras ni me gustas ni entiendo. No lo es lo mío. ¿ Por qué no las trabajas? Allí no pasa nadie, tienes agua, y tierras. Te las arreglas y de paso me vigilas la caseta. Yo solo subo los domingos” Y yo idiota de mi te di la mano. La chocamos como si fuera nuestro contrato y así quedamos. Desde agosto he estado preparando los terrenos, los goteos y la siembra. Ahora en enero que el trabajo da su fruto con una buena producción de guisante, habas, acelgas, lechugas, me das la patadas. Pero de eso nada compadre. Las tierras serán tuyas, pero las plantas y su fruto son del sudor de mi frente que tu no vas disfrutar.
De este modo, algo trastornado, nuestro campesino cargó  su pesado azadón al hombro y varias bolsas decidido a cometer un crimen y un castigo
Al llegar y ver su preciosa huerta a lo lejos, sintió una opresión en el corazón ante lo que iba a hacer. Bajo por el sendero recto, despacio, inquieto. Miró la casa de su  compadre y pensó ante la duda por si aparecía ¿ qué hago si asoma? Lo mato, o le pregunto primero por su cambio de opinión y su falta de palabra, y después lo mato.
Conforme llegaba notó que no había nadie. Se metió en su huerta , por un segundo se embriagó de vida con el frescor de las hortalizas. Contempló con ternura como una gallina picoteaba en la tierra, a las abejas yendo de flor en flor de las rabanicias que crecían salvajes en los bordes del huerto. Se asombro del espectáculo de  las alargadas y estrechas flores blancas de las habas que le atrajeron la atención. Están bien cargadas las jodidas -se dijo abriendo las matas con la mano y contemplando con una sonrisa triunfal que los primeros días de enero ya estaban dando frutos. Se veían por todas partes dentro de la mata habas largas. Seré el primero en tener habas en toda Vall d´uixó - comentó orgulloso. Luego recordó las palabras del propietario, y levantó la azada contra las habas.
Os mato contra mi voluntad hijas mías- les dijo a sus plantas- pero  fue a dar el golpe y paró . No pudo cometer el crimen.  tiró el azadón lejos de él antes de que fuera a caer contra las plantas.- ¿  comprenderán lo que iba a hacer las abejas, las habas, los guisantes ? ¿ qué culpa tienen estas plantas? ¿ Por qué ellas han de pagar con su vida que el titulo de propiedad sea de R***?  ¿ Y todo el trabajo que he hecho ha de quedar en nada por no ser yo propietario?- se preguntó con verdadera angustia marxista yendo a por el azadón.
No sabría deciros que más pensó este campesino en esos segundos mientras iba a por el azadón. Seguramente se imaginó la risa del propietario de él,  también sentiría el cariño hacia su trabajo, hacia unas plantas jóvenes y fuertes. Todo esto  sin duda debieron  debatirse no solo en su mente, sino también su corazón antes de actuar. Mareado con el azadón en alto sin saber que hacer, de repente con la mente nublada empezó a descargarlo contra las habas. Ya no había marcha atrás, empezaron a saltar las plantas. No se escucha otra cosa que a este campesino enloquecido dando golpes a su huerto mientras el sol se escondía tras las montañas de Garrut dejando el cielo rojo como unas ascuas mientras avanzaba la noche lentamente. Luego, tras asesinar su huerto, cargó el fruto de su crimen  en bolsas, y se fue de allí sin volver la vista atrás pensando que el verdadero crimen, el único que existe en el mundo es:
El de la propiedad.
Paz y bien.
Angelillo de Uixó.