El nostre blog vol denunciar la destrucció que està sofrint el nostre patrimoni material. Manifestem la desídia i l´abandonament de les restes arqueològiques i materials amb valor històric per part de les administracions públiques.
Volem ser una finestra oberta a l´anàlisi històric i a noves propostes en defensa del patrimoni.
En la partida Los Domingos de Viver hi ha un patrimoni bèl·lic únic. Són unes excavacions en els turons per protegir a la tropa dels atacs aeris. Aquests construccions actualment estan en perill de desaparèixer, ja que és un terreny privat que es dedica a conrear arbres. Cal que els ajuntaments s'impliquen per que són elements a ensenyar i conservar.
Des de setembre estem defenent el projecte d'Angel Blasco Giménez que vol treballar en el camp. L'ajuntament de La Vall d'Uixó no dona aigua, dificultant la seua tasca. Per això defenent el camp com un patrimoni en extinció i abandonat per tothom.
Angel està amb l'aigua al coll i vol conrear en la zona dels molins.
En defensa del patrimoni de la Guerra Civil
El patrimoni valencià de la Guerra Civil es troba en un estat de gran fragilitat. En 2004, el Consell Valencià de Cultura va informar sobre l’estat del patrimoni material i immaterial de la Guerra Civil (1936-1939) i va fer una crida a la seua recuperació i posada en valor amb la prescripció del seu ús com a monument per a la pau. En 2007, les Corts Valencianes es van pronunciar en el mateix sentit per mitjà d’una proposició no de llei sobre la regularització dels mecanismes de salvaguarda dels refugis, edificis militars i resta d’immobles de la República i la Guerra Civil.
La Universitat de València i la Federació de Municipis i Províncies Valenciana han realitzat informes i estudis. També nombrosos ajuntaments han realitzat un esforç per inventariar, catalogar i posar en valor les restes de la Guerra Civil.
Malgrat el desenvolupament dels projectes i de les actuacions des de les institucions esmentades i dels moviments socials, aquest patrimoni queda en part desconegut, si no oblidat, per un sector important de la nostra societat.
En desembre del 2013 es va consensuar un escrit titulat Recuperar el patrimoni valencià de la Guerra Civil: Una oportunitat irrenunciable. En ell les organitzacions i les persones signatàries volíem fer una aposta ferma pel reconeixement d’aquest patrimoni.
Enguany commemorem el 80è aniversari de la Batalla de Llevant o de la Defensa de València, un episodi que va succeir en 1938 i que va significar un dels moments més importants dins de les etapes de la Guerra Civil espanyola. Desconeguda en molts aspectes per una gran majoria de la població, aquesta batalla no ha estat reconeguda suficientment per la historiografia fins a l’actualitat. No obstant això, hui hi ha un gran interés dels investigadors pels fets de la batalla; de la seua importància ens parlen la quantitat d’elements participants, així com la munió de restes escampades al llarg de tot el territori valencià; pràcticament no hi ha cap municipi sense un refugi, un búnquer, un aeròdrom, una trinxera o un hospital de sang.
Diverses organitzacions ciutadanes realitzen una sèrie d’exposicions, conferències, eixides als llocs de la batalla que han tingut un notable seguiment, la qual cosa demostra l’interés general i la viabilitat del seu desenvolupament amb fins socials, culturals o de qualsevol altre tipus.
L'aprovació de la Llei 14/2017, de 10 de novembre de la memòria democràtica i per la convivència de la Comunitat valenciana i la Llei de patrimoni cultural L9/2017, del 7 d'abril són unes ferramentes més per la protecció i difusió del patrimoni bèl·lic de la Guerra Civil.
Cada any coneixem la destrossa de búnquers i trinxeres. Per això fem aquesta crida per la defensa d’aquest patrimoni i demanem el compromís de les administracions locals. Els ajuntaments poden catalogar i difondre els vestigis bèl·lics aprofitant les pròximes subvencions que té previst oferir la Generalitat Valenciana per aquest fi. A més cal comptar amb la col·laboració de les associacions que participen en el seu estudi i protecció.
Les organitzacions que avalen aquest document reclamem:
1-L'inventari i catalogació del patrimoni de la Guerra Civil
2-Protecció, posar en valor i difusió de les restes bèl·líques
Después de las lluvias torrenciales, Ángel , el agricultor con exclusión
social de Vall d´Uixó había bajado a ver el estado de su huerto. La
tormenta seguía en su mente. Brotaban hilillos de preocupaciones por doquier
dentro del mundo que habitaba en su cabeza . No solo se trataba de la
campaña de “con el agua al cuello” contra la exclusión social junto la oficina
obrera de Castellón, cuyos resultados después de tres semanas eran todavía
nulos, ya que el Ayuntamiento había decidido no reconocer su situación de
miseria ni hacer ningún tipo de autocrítica a las muchas injusticias que había
producido , no solo a Ángel , sino a otras muchas personas de clase obrera,
lumpen, y a la naturaleza. De todos estos, sus derechos no tenían nunca en
cuenta. También la sequía le amenazaba con empobrecerlo más. Ahora
que las lluvias que daban un respiro se quedaron en nada con el aumento salvaje
de temperatura tras la tormenta en pleno septiembre, marcando el mercurio a más
de 32 grados. El estado ruinoso de su casa también era motivo de sus
pensamientos, la salud de sus perros, la deuda que le habían provocado los
servicios sociales de Vall d´Uixó donde fue dejando facturas de la luz los
meses que no las podía pagar, y para su sorpresa, Iberdrola le notificó que le
iban a cortar la luz si no pagaba más de 100 euros de más de cinco facturas
pendientes dejadas en servicios sociales, algunas desde el año
2017, es decir de casi un año. No hablaremos de sus heridas emocionales, y la
impronta que había dejado años y años de miseria, estrecheces y exclusión
social. No prestaba atención al camino tan sobradamente conocido
andando distraído por la acera de un descampando entre la Avenida
suroeste y Texas. Estaba ya cercano a adentrarse por un corto camino
agrícola que quedaba perdido en esta zona urbana por desarrollar , cuando una
furgoneta destartalada con dos hombre morenos, de aspecto musulmán o gitano, le
pasó por su lado, por la acera. Al sentir casi la chapa de la furgoneta rozando
su cuerpo, le entró tal rabia a Ángel, que estuvo tentado de coger una
piedra y romper el cristal, pero la furgoneta bajo de la acera evitando la
rotonda y se adentro por la carretera. Solo pudo ver el perfil de los dos
hombres, impotente, pensando que le pasaba al mundo. Tras un suspiro prologado,
sintió las nauseas ante la presencia de un par de chicas muy atractivas
que iban casi desnudas haciendo deporte. Pasaron por su lado lanzándole una
mirada de indiferencia y orgullo al verlo mal vestido, y ser poco atractivo
sexualmente para ellas mientras hablaban de ir a comprar ropa al corte
inglés. Ángel tuvo que luchar con todas sus fuerzas para no vomitar. Rápidamente
se alejaron las chicas por la acera por donde circuló la furgoneta en dirección
prohibida y por un carril para peatones. Los pocos metros de camino agrícola
terminaban en el puente de San José donde estaba la charca de las Agonías. El
puente de San José tenía la leyenda y el honor de ser el favorito de los
abundantes suicidas de Vall d´Uixó. Casi todos los años, varias personas
cruzaban al otro lado del mundo desde el. A los pocos metros de la charca
vio sus tierras. Las lluvias lo habían demacrado. La piel del huerto estaba
húmeda y llena de pequeñas piedras de rodeno sembradas por doquier arrastradas
por la corriente de agua que llegó a tiempo. Varias barracas de
bachoquetas envejecidas y para arrancar habían sido tumbadas por la
trompa de agua. Las bachoquetas más jóvenes florecían entre las cañas llenas de
fuerza. Guisantes y habas sembrados recientemente asomaban sus primeras hojas a
la superficie como orejas de conejos que salen de la madriguera. El aire en
septiembre era abrasador tanto como en un día del verano. Ángel , que nada
tenía que hacer allí hasta que aquella mole de tierra grasienta se secará,
decidió pasear por los alrededores. Los caminos del barranco habían
desparecido. Y la charca donde agonizaban sin remedio sus habitantes con una
resignación estoica desde que una maquina excavadora hundiera uno de sus
enormes punzones en la tierra para desecarla. La herida había sido moral
para la charca, sin embargo, siempre quedaba algo de agua, un pequeño reducto
de unos 10 metros cuadros a los sumo con dos palmos de agua, en muchas
ocasiones cubierto de limos que le daba un aspecto repugnante. Bajo esos limos
había un verdadero infierno de vida maltrecha e indefensa: cangrejos,
caracolas, peces, ranas, sapos, culebras, cientos de larvas…. Ahora
quedaban estas miserias de la charca atrás , y estaba de nuevo llena de agua
cristalina. Los plateados lomos de los peces brillaban saltando para cazar
pequeños mosquitos y polillas que volaban a ras del agua. Por un
momento, la poza insana y fangosa cuyo triste espectáculo de peces, cangrejos,
culebras extinguiéndose entre apestosos limos verdes sobrecogía, se había
convertido en un maravilloso espectáculo capaz de hacer
amar el mundo, aunque fuera por un momento.
Es solo un instante de felicidad lo que va a durar aquí la vida, pero
quizás valga la pena sufrir tanto, por ese breve momento - les dijo Ángel a los
habitantes de la charca sentado sobre una roca bajo el puente de San José
sintiendo como el agua empezaba a bajar bajo la roca donde estaba. Cálculo los
días hasta que el nivel quedaría a nivel de fango. A ese ritmo en nivel
del agua llegaría a lodazal en cuatro, a lo sumo cinco días. Los animales
lo sabían, los peces, los cangrejos y las culebras visitaban todos los días la
fisura que aquella enorme maquina había producido por donde se iban bajo tierra
los litros y litros que le suministraba el río crecido por las lluvias. Los
cangrejos hacia guardia allí impotentes. Entre varias rocas se podía ver
saliendo las burbujas que producía entrando el agua por la gran fisura. .
Varios peces y cangrejos, desde que se secó la charca se habían
aventurado desesperados a viajar por aquellas grietas buscando una salida. Pero
nunca volvieron de aquellas galerías donde era imposible la circulación. Se
malograba mi vida porque así lo habían decidido unas personas que imponían su
modelo laboral, moral y económica al resto, que acataba porque no estaban
unidos. Así los animales se hiciera lo que se hiciera y se violaran sus
derechos, nunca tendrían voz y morirían sin que se hiciera justicia con ellos,
y con muchas personas, la mayoría de la humanidad que era empobrecida, seguiría
allí como la naturaleza y los animales, esperando algún día tener justicia.
Ángel sentado en aquella roca, absorto, parecía de lejos una estatua
bañada por un sol que tras las lluvias resurgía con más fuerza, con una fuerza
de verano siendo casi otoño que no podía traer nada bueno. Una pequeña culebra
de agua zigzagueaba con la cabeza fuera por la charca cruzando al otro lado de
la charca, a miles de kilómetros de allí, varias familias de espaldas mojadas
hacían lo mismo que esa culebra cruzando a la otra parte para sobrevivir.
¡Viven!- Gritó Ángel pensando en todo esto mientras las
hierbas empapadas a su alrededor que estaban dobladas empezaba a
enderezarse como él , que se levantó de aquella roca contemplando los destellos
de los rayos del sol sobre el agua , empezó a caminar fatigado a casa, con los
pies doloridos de ir siempre caminando. Conforme el sol iba secando la tierra
empezaba a germinar de nuevo la vida, el aire olía a fresco, a hierba renovada.
El mundo podía ser un lugar maravilloso si los hombres se pusieran de
acuerdo para acabar con su miseria acabando con los explotadores y respetando
la naturalaza.
Angelillo de Uixó.
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Joaquín Mengod Fuertes va ser un veí de Valbona (Terol). Fins hui no es coneixia de la seua mort en la relació de l'historiador Julián Casanova. Ara adjunto un certificat de la seua execució a Terol. Es una víctima de la fort repressió que va patir aquest poble. La documentació permet avançar en el coneixement, encara que resta contrastar i buscar noves fonts històriques.
El dissabte passat ens visitava una activa membre de la memòria de Mallorca. Ara li podem ensenyar la ciutat de Castelló i la seua història. Castelló tenia el mantra que és una ciutat sense història; un titular amb una intencionalitat política per tapar la realitat.
També es va comentar que cal reafirmar la unitat dels grups de la memòria per fer front a l'oblit i la desmemòria.
La oficina obrera de Castellón hoy se ha movilizado en Vall
d´Uixó para dar apoyo y soporte al camarada Ángel Blasco en su reivindicación de
tierra y agua. Ángel sufre exclusión social, no consigue nunca entrar en los
programas activos de empleo sin que se sepa el motivo, por eso trabaja unas
tierras propiedad del Ayuntamiento donde hay agua de un jardín a pocos metros. Solo
pide que le den agua y seguridad en esas tierras.
Ésta historia empezó así, estaba labrando mi nuevo huerto y noté que me acompañaba una chicharra, no paraba de cantar subida a una tabla que había levantado como empalizada. Decidí grabar su canto, en defensa de este patrimonio para proteger a estos animales, y lo hacia con el agua al cuello, que es el título que un artículo publicado en el levante anunciando una manifestación contra la exclusión social a las puertas del Ayuntamiento de Vall ´d Uixó. En este artículo se me citaba en primera persona hablando de mi caso, el resto de la historia lo podéis imaginar fácilmente.
Los que lo habían
conocido de toda la vida lo miraban con indiferencia al verlo pasar por las
calles de Vall d´Uixó empujando un carretillo con utensilios de labranza tirado
por dos perros. Estaban acostumbrados a verlo en ese estado de miseria que
parecía irremisiblemente de por vida, como la situación de muchos
vecinos de Vall d´Uixó. Aunque de esto no se hablara en las calles, ni en la
prensa, pese a que flotaba un ambiente de ira contra esta injusticia en forma
de desigualdad, pobreza y verdadera miseria colectiva. Pero en este estadio pre
rebeldía todavía estaba nebuloso en las mentes y no se veía con claridad un
alba revolucionaria, ya que la confusión de si los tiempos eran buenos o malos
no era clara. Según algunos se vivía mejor que nunca, según otros peor que
nunca. El caso es que con toda la naturalidad del mundo, los ultrajados, los
que habían sido conducidos a la exclusión social, al hambre, a la desesperación
pasaban delante de sus amigos, vecinos, como vencidos, fatigados y acobardados.
Este hombre que tiraba de los perros, llamado Ángel, pese a llevar diez años,
casi once ya, de verdadera exclusión social, aún se mantenía fuerte.
Su aspecto había cambiado tanto que parecía otro, sin que se supiera el motivo
del cambio. Diez años antes sus facciones eran suaves, casi femeninas. Ahora
aquel joven bajito, moreno, delgado, era un hombre de
mediana edad de complexión fuerte, acostumbrado a los grandes
esfuerzos y a salvar penalidades económicas y emocionales. Llevaba la
cabeza rapada y una larga perilla que a veces ataba al estilo armenio, dándole
un aspecto salvaje. Aunque el verdadero salvajismo vivía dentro de él. Le
quemaba una ira contra la injusticia, las mentiras que vertían
contra él y contra los que estaban como él. Rumores lanzados por los patronos,
por los políticos incluso de izquierda progresista, los periodistas,
psicólogos, animadores sociales, community manager, las trabajadoras sociales.
Para estos quien acababa en la pobreza se debía a que eran vagos, inadaptados,
incapaces de soportar las reglas del mundo y tomar decisiones correctas.
Cuando pasaba junto sus
vecinos, o sus antiguos amigos apenas se decían nada. Una especie de vergüenza
secreta se manifestaba en ángel. El resto sonría con la satisfacción de que a
ellos les iba bien, o les iba mal pero decían que les iba bien. Quizás fuera
una risa nerviosa, fingida, o sádica. Nunca lo tuvo claro Ángel.
Solo tenía la interpretación en su memoria la de aquellos ojos de sus amigos.
Su mirada, con ella intentaba adivinar que pensaban de él. ÉL los miraba
desafiantes al verlos junto a sus coches, bien vestidos, junto a sus hijos que
llevaban al repaso para que el día de mañana fueran ejecutivos. AL verlos tenía
que alejarse de allí al sentir una especie de violencia nerviosa contra ellos,
quizás motivada por la envidia. Sus perros parecían notarlo y tiraban con más
fuerza del carro. Una vez salían de las calles, las pequeñas y abandonadas
montañas, o los barrancos llevaban a sus huertas. Huertas donde las plantas
crecían pese a sus esfuerzo pobres e improductivas. Ángel lo sabía. Era
consciente que los terrenos que ocupaba no tenían agua, la cual llevaba con
garrafas de fuentes o aljibes. Tampoco tenía estiércol. Las plantas crecían
anémicas, alimentadas con goteros como los que inyectan a través sueros a los
enfermos. Aquellos terrenos eran trabajados de forma artesanal : a pico y
azada. Solo cuando alguna vez llovía, esas plantas aletargadas, embobadas con
sus gotas de agua insuficiente del gotero, movían y empezaban a dar frutos. Sus
hojas amarillentas se convertían entonces en verdes, anchas, amplias, las
flores se convertían en frutos con bachoquetas, guisantes, lechugas, tomates,
alcarchofas, habas, pimientos… se amontonaban y durante dos semanas Ángel no
sabía que hacer con tanta producción. Pero cada vez llovía menos, y las plantas
pronto volvían a aletargarse, como él. Le volvía la fatiga, el cansancio, la
improductividad de una vida de ir de un huerto a otro andando, acompañado de
los perros ,y pasar horas y horas, a veces hasta cuatro o cinco horas
diarias para llevar 100
litros de agua de alguna fuente o aljibe de las
montañas. Al final de la jornada volvía a casa con una lechuga o un cuarto de
kilo de bachoqueta. Después de cinco horas de trabajo. Su sangre hervía al ver
a la gente de la escuela taller de jardinería que estaba sobre uno de sus
huertos. Cobraban al mes más de ochocientos euros, se les daba un oficio que
despreciaban pasándose el día a la sombra haciendo chistes. Entonces la
amargura le corroía Ángel y sobre él recaían las miradas de aquellos ojos de
los alumnos de la escuela taller. le miraban como a un idiota.
Algunas personas que pasaban que ese lugar y adivinando lo que debía sentir le
decían:
Yo que tu no estaría perdiendo
el tiempo en ese campo.
Debo estar aquí sin plantarme
el sentido de mi destino- les contestaba Ángel tragando saliva, ya que a
algunos los conocía y eran gente que se pasaba el día en el bar. Vivían gracias
a que una o dos veces al año les contrataba el Ayuntamiento para limpiar
caminos. Aunque en realidad cuando trabajaban se iban al bar de tan
acostumbrados como estaban a pasarse el día en el bar.
EL encargado lo sabía,
por eso también estaba todo el día en el bar.
Ángel cuando estaba solo,
con sus perros atados a un naranjo para que descansaran cuando terminaba de
cargar agua, contemplaba la naturaleza que le rodeaba. Valoraba su
trabajo, veía aquello preparado para producir, estaba todo bien hecho, y
lamentaba no tener los medios adecuados para darle rentabilidad. Sabia que se
podía, pero no encontraba la forma.
Picaba con el pico y las
chicharras cantaban. A veces se subían a las maderas que servían de
verja l y como si fuera un minarete cantaban las chicharras desde lo alto de la
hierba. El sonido del pico y el de las chicharras cuando se fundía le encantaba
a Ángel , sintiendo una consoladora y casi mística espiritualidad que lo
embargaba, llegando sin darse cuento a hablar solo en medio de esos bancales
perdidos:
“Que hermoso es el canto de las
chicharras.
Nada lo supera
en este páramo seco,
salvo quizás, el sonido del
pico sobre la tierra.
El pico y la fatiga se
acompañan como nadie con el canto de la chicharra.
Todo se cierra en torno al
hombre que vuelve a la tierra.
De la que solo
saca la cabeza.
El resto esta ya en un hoyo
cada vez más profundo, pero llegará el día en el que encuentre la salida”
Y llegó el día. Un día en el
que su sencillo nombre brilló en la prensa, en el diario levante, hablando de
su caso. Un diario no caracterizado por ser precisamente de izquierdas,
sino más bien liberal social conservador. Unos meses antes le dieron en la
calle un panfleto. Se lo dio un chico Venezolano que los iba entregando en
servicios sociales, el INEM, en las ett, sin que la gente le prestará atención.
Las hojas las cogían por educación, los que las cogían, y en las esquinas se
deshacían de ellas.
A Ángel le entregó una
mientras esperaba en servicios sociales. Miró al chico. Se trataba de un
muchacho mulato, alto, delgado pero fibrado, con unos dientes perfectamente
blancos, y unos bíceps y abdominales de atleta que mostraba con la
sensualidad propia de las gentes del Caribe a través de una camiseta de
tirantes ajustada de rejillas transparentes. Sus cabezos rizados y largos de
color negro azabache formaba sinuosas caracolas que caían sobre su
rostro imberbe- como la mayoría de gente del Caribe. Su piel rojiza brillaba
como si estuviera ungida en aceites. Parecía salido de una de esas fabulosas
playas caribeñas con su pequeño bañador que le cubría poco más de las ingles
dejando medias nalgas al descubierto. Sus piernas parecían dos enromes torres
que iban suavemente descendiendo hasta el suelo mantenidas por unos grandes
pies. En su cuello llevaba atada una caracola con muchas puntas y un diente de
tiburón, que luego se supo que mató con sus manos para salvar la vida de un
turista Español que se cayó al agua de una piragua que él conducía cuando
trabajaba para una empresa de turismo. Pese a su aspecto que pudiera
parecer frívolo, salido de la serie de los vigilantes de la playa versión
culebrón Venezolano, Nícolas era una persona con compromiso social. Salió
de Venezuela decepcionado con su pueblo que traicionó la revolución
y se manifestaba contra la políticas sociales de Maduro
porque querían vivir como los americanos del norte. Nícolas,
para conocer la imitación de los yanquis a lo hispano pensó en
visitar en España.
No tardó en conocer
en los varios años que estaba en España los trabajos temporales: como reponedor
en grandes superficies comerciales , como camarero trabajando 12 horas diarias
en Marina D´Or, la esclavitud del campo recogiendo naranjas, el del sector del
transporte portando paquetes en moto, donde se tuvo que comprar el vehículo
trabajando para una empresa que cotizaba en bolsa, además de pagarse el
autónomo, un autónomo falso ya que trabajaba según horario, clientes y
condiciones de esa multinacional del transporte. De
estos trabajos temporales recibía siempre un salario que solo daba para pagar
el alquiler de un piso de 60
metros compartido con seis personas más, el
transporte, la luz y la comida. En la actualidad trabajaba de
acomodador en unos multicines después de sufrir una accidente del que salió
ileso, pero perdió la moto al saltar puente con la moto por culpa de
las prisas pensando que así atajaría. Trabajaba Nícolas 10 horas a la semana de
forma legal, aunque hacía 20 hora a la semana como acomodador
en el centro comercial de la
Salera, y gratis los festivos a modo de propina a la patronal. No comprendía
como los muchachos y muchachas que entraban al cine, algunos universitarios, no
tenían una inclinación a rebelarse ante el panorama social. Nícolas entró a
través del casal popular de Castellón en contacto con la oficina obrera. Esta,
intentaba dar voz a los que no tenía voz. Era un centro local obrero de
Castellón, al margen de las actuales corrientes de conformismo de los
progresista y grandes sindicatos de trabajadores que silenciaban la
problemática social esperando que el mercado regulara la conflictividad
mientras ellos recibían subvenciones de la patronal y el estado.
¿ qué es esto? Preguntó
Ángel a Nícolas cuando le entregó el hoja de la oficina obrera.
Nícolas clavó sus ojos verdes
claros que contrataban con su piel rojiza de nativo en los de Ángel. Nícolas
sintió al ver los de Ángel que en él brillaba también esa extraña llama que
teje lazos en la humanidad oprimida.
La oficina obrera es
una organización que desea denunciar el clima de injusticia a nivel
local sobre los que no tienen voz.
Nícolas miró con ternura a la
gente indiferente que le rodeaba. Había chonis con su móvil mascando chicle que
estrellaban contra sus labios inflados de silicona como sus pechos. Gitanos
chistosos de ojos brillantes y comentarios racistas contra la
gente de la
Pampa.
No perdamos el tiempo aquí.
Esta gente está podrida por el sistema. No hay ni uno que sienta empatía por la
humanidad. Solo buscan que les arrojen una pequeña paga como cuando
se le tira a un perro un hueso. Viven de la ley del embudo. Ellos están en lo
más estrecho del embudo, cuando el sistema lanza provisiones esperan
que les caiga algo. Viven mirando ese embudo esperando que empiece a
arrojar. Para muchos como es tan estrecho que no llega nada. Quiero ir a esa
oficina obrera.
Ángel leía en el periódico
levante un artículo salido de la oficina obrera. Hablaban de él en primera
persona como un caso de exclusión social grave. EL embudo con él había fallado
, durante mucho tiempo no le había llegado nada. Ni trabajar un par de meses
para el Ayuntamiento como muchas personas en su situación. Dejándolo
solo dependiente de unas ayudas sociales miserables e
intermitentes, y el trabajo fatigoso en unas huertas improductivas
por falta de agua. Por eso iban a manifestarse un grupo de personas ante el
Ayuntamiento, tejiendo lazos de hermandad y solidaridad contra la exclusión
social ejemplificada en su caso, al ser el único que denunciaba esta situación.
¿ pero cuántos más abrían como
él que silenciaban y consentían? Tan podrido estaba todo que dejaban a la gente
con el agua al cuello mientras cantaban las chicharras.