sábado, 22 de septiembre de 2018
! Viven! el maravilloso mundo en extinción de Vall d´Uixó
Después de las lluvias torrenciales, Ángel , el agricultor con exclusión social de Vall d´Uixó había bajado a ver el estado de su huerto. La tormenta seguía en su mente. Brotaban hilillos de preocupaciones por doquier dentro del mundo que habitaba en su cabeza . No solo se trataba de la campaña de “con el agua al cuello” contra la exclusión social junto la oficina obrera de Castellón, cuyos resultados después de tres semanas eran todavía nulos, ya que el Ayuntamiento había decidido no reconocer su situación de miseria ni hacer ningún tipo de autocrítica a las muchas injusticias que había producido , no solo a Ángel , sino a otras muchas personas de clase obrera, lumpen, y a la naturaleza. De todos estos, sus derechos no tenían nunca en cuenta. También la sequía le amenazaba con empobrecerlo más. Ahora que las lluvias que daban un respiro se quedaron en nada con el aumento salvaje de temperatura tras la tormenta en pleno septiembre, marcando el mercurio a más de 32 grados. El estado ruinoso de su casa también era motivo de sus pensamientos, la salud de sus perros, la deuda que le habían provocado los servicios sociales de Vall d´Uixó donde fue dejando facturas de la luz los meses que no las podía pagar, y para su sorpresa, Iberdrola le notificó que le iban a cortar la luz si no pagaba más de 100 euros de más de cinco facturas pendientes dejadas en servicios sociales, algunas desde el año 2017, es decir de casi un año. No hablaremos de sus heridas emocionales, y la impronta que había dejado años y años de miseria, estrecheces y exclusión social. No prestaba atención al camino tan sobradamente conocido andando distraído por la acera de un descampando entre la Avenida suroeste y Texas. Estaba ya cercano a adentrarse por un corto camino agrícola que quedaba perdido en esta zona urbana por desarrollar , cuando una furgoneta destartalada con dos hombre morenos, de aspecto musulmán o gitano, le pasó por su lado, por la acera. Al sentir casi la chapa de la furgoneta rozando su cuerpo, le entró tal rabia a Ángel, que estuvo tentado de coger una piedra y romper el cristal, pero la furgoneta bajo de la acera evitando la rotonda y se adentro por la carretera. Solo pudo ver el perfil de los dos hombres, impotente, pensando que le pasaba al mundo. Tras un suspiro prologado, sintió las nauseas ante la presencia de un par de chicas muy atractivas que iban casi desnudas haciendo deporte. Pasaron por su lado lanzándole una mirada de indiferencia y orgullo al verlo mal vestido, y ser poco atractivo sexualmente para ellas mientras hablaban de ir a comprar ropa al corte inglés. Ángel tuvo que luchar con todas sus fuerzas para no vomitar. Rápidamente se alejaron las chicas por la acera por donde circuló la furgoneta en dirección prohibida y por un carril para peatones. Los pocos metros de camino agrícola terminaban en el puente de San José donde estaba la charca de las Agonías. El puente de San José tenía la leyenda y el honor de ser el favorito de los abundantes suicidas de Vall d´Uixó. Casi todos los años, varias personas cruzaban al otro lado del mundo desde el. A los pocos metros de la charca vio sus tierras. Las lluvias lo habían demacrado. La piel del huerto estaba húmeda y llena de pequeñas piedras de rodeno sembradas por doquier arrastradas por la corriente de agua que llegó a tiempo. Varias barracas de bachoquetas envejecidas y para arrancar habían sido tumbadas por la trompa de agua. Las bachoquetas más jóvenes florecían entre las cañas llenas de fuerza. Guisantes y habas sembrados recientemente asomaban sus primeras hojas a la superficie como orejas de conejos que salen de la madriguera. El aire en septiembre era abrasador tanto como en un día del verano. Ángel , que nada tenía que hacer allí hasta que aquella mole de tierra grasienta se secará, decidió pasear por los alrededores. Los caminos del barranco habían desparecido. Y la charca donde agonizaban sin remedio sus habitantes con una resignación estoica desde que una maquina excavadora hundiera uno de sus enormes punzones en la tierra para desecarla. La herida había sido moral para la charca, sin embargo, siempre quedaba algo de agua, un pequeño reducto de unos 10 metros cuadros a los sumo con dos palmos de agua, en muchas ocasiones cubierto de limos que le daba un aspecto repugnante. Bajo esos limos había un verdadero infierno de vida maltrecha e indefensa: cangrejos, caracolas, peces, ranas, sapos, culebras, cientos de larvas…. Ahora quedaban estas miserias de la charca atrás , y estaba de nuevo llena de agua cristalina. Los plateados lomos de los peces brillaban saltando para cazar pequeños mosquitos y polillas que volaban a ras del agua. Por un momento, la poza insana y fangosa cuyo triste espectáculo de peces, cangrejos, culebras extinguiéndose entre apestosos limos verdes sobrecogía, se había convertido en un maravilloso espectáculo capaz de hacer amar el mundo, aunque fuera por un momento.
Es solo un instante de felicidad lo que va a durar aquí la vida, pero quizás valga la pena sufrir tanto, por ese breve momento - les dijo Ángel a los habitantes de la charca sentado sobre una roca bajo el puente de San José sintiendo como el agua empezaba a bajar bajo la roca donde estaba. Cálculo los días hasta que el nivel quedaría a nivel de fango. A ese ritmo en nivel del agua llegaría a lodazal en cuatro, a lo sumo cinco días. Los animales lo sabían, los peces, los cangrejos y las culebras visitaban todos los días la fisura que aquella enorme maquina había producido por donde se iban bajo tierra los litros y litros que le suministraba el río crecido por las lluvias. Los cangrejos hacia guardia allí impotentes. Entre varias rocas se podía ver saliendo las burbujas que producía entrando el agua por la gran fisura. . Varios peces y cangrejos, desde que se secó la charca se habían aventurado desesperados a viajar por aquellas grietas buscando una salida. Pero nunca volvieron de aquellas galerías donde era imposible la circulación. Se malograba mi vida porque así lo habían decidido unas personas que imponían su modelo laboral, moral y económica al resto, que acataba porque no estaban unidos. Así los animales se hiciera lo que se hiciera y se violaran sus derechos, nunca tendrían voz y morirían sin que se hiciera justicia con ellos, y con muchas personas, la mayoría de la humanidad que era empobrecida, seguiría allí como la naturaleza y los animales, esperando algún día tener justicia. Ángel sentado en aquella roca, absorto, parecía de lejos una estatua bañada por un sol que tras las lluvias resurgía con más fuerza, con una fuerza de verano siendo casi otoño que no podía traer nada bueno. Una pequeña culebra de agua zigzagueaba con la cabeza fuera por la charca cruzando al otro lado de la charca, a miles de kilómetros de allí, varias familias de espaldas mojadas hacían lo mismo que esa culebra cruzando a la otra parte para sobrevivir.
¡Viven!- Gritó Ángel pensando en todo esto mientras las hierbas empapadas a su alrededor que estaban dobladas empezaba a enderezarse como él , que se levantó de aquella roca contemplando los destellos de los rayos del sol sobre el agua , empezó a caminar fatigado a casa, con los pies doloridos de ir siempre caminando. Conforme el sol iba secando la tierra empezaba a germinar de nuevo la vida, el aire olía a fresco, a hierba renovada.
El mundo podía ser un lugar maravilloso si los hombres se pusieran de acuerdo para acabar con su miseria acabando con los explotadores y respetando la naturalaza.
Angelillo de Uixó.
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