El nostre blog vol denunciar la destrucció que està sofrint el nostre patrimoni material. Manifestem la desídia i l´abandonament de les restes arqueològiques i materials amb valor històric per part de les administracions públiques.
Volem ser una finestra oberta a l´anàlisi històric i a noves propostes en defensa del patrimoni.
Los lobos todavía guardan un último camino en la sierra de Espadán , aunque más
que camino es un sendero. Recodo donde se encuentran a través de un puente el
hombre y la tierra, realizando delicados equilibrios entre el medio ambiente y
la nada. El hermano lobo aún está entre nosotros sin conocer su identidad con
nosotros. Convertido amigablemente el
lobo en el mejor hermano del hombre, el hombre en un lobo para el hombre, y el
hombre en un enemigo para el lobo .
¡El hermano lobo y el hermano hombre! ambos están en serio peligro de
desaparecer de nuestros caminos y nuestras vidas, en estos tiempos de esta
triste España. Pesimista es el hombre y es el lobo cuando salen al camino sobre
esta geografía, plano a escala de una
pésima España presente, que viene de ser ayer una depresión de miseria
en toda su extensión, no habiendo rincón, aldea, pueblo donde no exista el llanto, el aullido del
hombre por ser dueño de unas vida sin
destino posible. Pronostican las
ciencias, por todos los campos de ambas castillas, que la ignorancia acumulada a raudales por sus dirigentes, y atesorada por este pueblo llano, sumiso,
cargado de cadenas y envidias, que le aguarda un futuro que hace temblar a las
hierbas.
El lobo se despide del paisaje en la geografía de este país,
pero le sigue su extinción el hombre. Pero la vida siguen en el campo hermanos del hombre y del lobo, seguirá en las
ciudades llenas de gentes, pero no de
hombres, así como el país seguirá
albergando vegetación, tan perdidas y
rebosantes de gentes nuestros pueblos , aldeas y ciudades que desearan su
pronta extinción.
Mis hermanos lobos y yo vamos trotando de Vall d´Uixó a Alfondeguilla,
uniendo nuestros corazones con el camino, de tal modo lo vamos construyendo, que ya no
existen esas zonas negras de muerte , destrucción, desesperación personal que
han dejado , dejan y dejaran como huella de angustia vital y paso por la vida,
mis paisanos ,en sus obras, en su carácter, en el
paisaje y en mi corazón. Eso se ha despedido para siempre. Ahora somos libres,
aplastados por la fuerza de la ley mordaza, obra de ingeniería sin igual para hacer pasar las mente de un lado a otro.
La nuestra ya bordea la total y absoluta indiferencia social por el hombre y la tierra de esta
España, a la que yo ya no pertenezco. Sea mi rey, mi patria y mi ley la total
indiferencia. Si puedo pasar un día feliz en esta amarga tierra, que viva
España, su ley , su rey, y su sociedad, para mi solo cuenta el simple manantial al que nos dirigimos. Agua
pura casi quieta, sombra de las rocas en lento movimiento, manantial casi de
goteo que se desliza suave entre los guijarros , las adelfas, y las raíces de las gramas de pantano, pasando
por la bóveda de un milenario acueducto romano, de piedras entre las
paredes de un escarpado cañón rocoso y rojizo, acueducto que parece que sujeta las paredes de su
derrumbe , es la imagen del paraíso en
la tierra que hemos olvidado. Así es como lo recuerdo mientras los pedales van
girando y los perros, mis lobos , van
tirando de las correas , pues ellos empujan una especie de trineo con el que
viajo. Se trata de una bicicleta accionada por pedales y la fuerza de mis canes
que van delante trotando como potros enganchados a los arneses.
Al pasar el primer mirador asoman las paredes rocosas de la sierra, cubiertas
de enormes árboles que habitan
en paredes verticales de las rocas sin tierra, aferrados enormes troncos
de alcornoques , de cientos , quizás hasta toneladas de peso, anclados a la
pared por las raíces que han excavado
muchos metros en la pared de la montaña para soportar el peso de la
gravedad en la que flotan. A lo lejos se ve el pueblo de Alfondeguilla con la
blanca palidez de sus casas, insignificante todas ellas bajo las moles rocosas.
Rápidamente queda a nuestra espalda y se pierde en su estática monotonía. Nuestro camino discurre por una pista cortada,
casi tallada por un cuchillo, a un lado de las montañas. Zigzaguea entre
pendientes muy pronunciadas, con bosques en su ladera de alcornocales, entre claros y claros producidos por deslizamientos de
tierras que han dejado rocas tiradas de las cumbres erosionadas donde no crece
nada debido a las toneladas de escombros depositados sobre la tierra.
En una curva detengo a mis compañeros. Me apeo de la bicicleta
mirando el horizonte, como hiciera Colón al poner pie en tierra en América. Sobrecogerse
al ver tanta exuberancia. El fondo del barranco se presenta como una clásica
selva. Frente a nosotros asoman como torres en la lontananza de un camino con
el que se debe luchar , cual gigantes, las monstruosas paredes del cañón donde se encuentras el
Arquet al que vamos. Siento esa sanción que debieron sentir los aventureros al adentrarse por un paraje peligroso. Tal es la grandeza del lugar que
podrían ser el paisaje de las minas del Rey Salomón. Sin embargo, es otro
tesoro el que en aquel punto lejano se encuentra. Un arco romano, el último
símbolo de civilización de la
Sierra de Espadan. Después de eso, solo habrá vegetación y
minas de pirita, mercurio, hasta llegar a otro pueblo llamado Eslida, donde un castillo musulmán, o moro, como
prefieren decir por aquí, nos muestre que por allí paso una vieja civilización consumida por las brozas, las
paleras, la encinas y los alcornoques.
Mis hermanos lobos están inquietos. Quieren seguir el camino
por la pista, no les hace gracia la escalada, así que los tranquilizo con
suaves palabras pasando mi mano por su lomo intranquilo. Cae rodando una piedra
al agacharme, ellos sacuden la cabeza.
Amigos míos, sé que no os gusta estos senderos, sois lobos
prudentes, a la vez que intrépidos . Pero como vuestro capitán, os quiero llevar a un lugar importante para
vosotros. Es una orden bajar el
barranco. Tener paciencia y calma. Ahora debéis tirar despacio. Formaremos una
caravana, uno irá delante de otro bien atado por los arneses de tiro, y yo al final con la bici. El que vaya delante
debe ser cuidadoso, si cae caeremos todos por el barranco.
Poco a poco vamos bajando, de tal modo que parece que
vayamos escalando. Al llegar al suelo del barranco y mirar hacia arriba,
compruebo que ya no se ve la pista. Conforme andamos ya por el suelo del barranco entre las paredes
del cañón, empieza a aparecer agua. Cada vez hay más y las paredes se hacen más
estrechas, hasta llegar a una parte que
casi cubre el cielo, y el agua por las pozas por las rodillas. Sobre nuestras
cabezas solo se ven paredes rocosas
formando un circulo abierto por un pequeño lado. Los perros se tiran a unas
pozas incluso atados a la bici . Esta la dejo en el suelo para filmar la
escena, como hiciera un descubridor de las fuentes del Nilo. Mariposas blancas
vuelan por todos lados, pequeños peces encerrados en una poza dan sombra al
fondo del agua. El arco romano surge como una joya de la arqueología que
acabara de ser descubierto. Es como si estuviéramos en otra dimensión, lejos
del paisaje conocido, en otro mundo, y
por qué no decirlo, otro mundo mejor que el hay 6 kilómetros abajo.
Les hablo a mis perros como si fueran los testigos de mi descubrimiento,
mientras ellos chafan el agua con la patas y descansan en las hierbas.
Escuchad hermanos lobos, hace tiempo que quería traeros a
este lugar, como viene con vuestro padre antaño. Aquí solía escribir mis
historia que tantos años de amarguras me
han traído y quizás la muerte. De eso hace más de 10 años, en el 2008-2009
visitaba con frecuencia este lugar huyendo de una realidad con la que comprometí
y con la que hoy he roto para siempre. Luego deje de venir a este lugar, cuando
perdí el coche y me quedé estancado entre miserables. Este lugar está igual que
siempre. Algo más seco, algo más sucio, pero la esencia no se ha perdido.
Camino hacia una pequeña cascada.
En esta roca pulida por el agua durante miles y miles de
años, sentado me enfrente al sistema
quijotescamente escribiendo, y grotescamente voy a terminar. Hoy ya no me
importa que este lugar se seque, ya no me importa que las legiones romanas
trajeran el derecho romano y la civilización a nosotros. Vivan los barbaros que
destruyeron la civilización. ¿ Veis
hermanos lobos esas paredes rocosas de más de 40 metros de altura que
casi se cierran sobre nosotros? Fue el agua las que las separó, la que hundió
este lugar tantos metros. El agua ablanda la roca, es la más fuerte de todas
las cosas que existan en este planeta. Antes que este acueducto, hace miles y
miles de años, vuestros ancestros los lobos aullaban sobre esas rocas a la
luna. EL más fuerte de ellos, el líder se colocaba sobre esa roca y dirigía la
caza por este barranco. Se guarda en la conciencia esa ancestral la escena.
Resuenan en las paredes de betún, en el agua de seda los aullidos de canela de
vuestros ancestros, por eso este lugar
en forma de diente de lobo, el colmillo del barranco , es el emblema de la
ecología de varios municipios como Vall d´Uixó y Alfondeguilla.
Sin darme cuenta las palabras ya no me salían, y mis perros
que no me prestaban atención hasta ese momento, se abalanzaron sobre mi de forma efusiva levantándose
a dos patas como un humano mientras yo aullaba.