viernes, 28 de febrero de 2014

La muerte silenciosa

La muerte silenciosa A lo largo de los años de democracia la destrucción de patrimonio cultural ha contado con numerosos ejemplos conocidos. La urbanización ha barrido los yacimientos y restos de nuestra historia romana, árabe o medieval. Cualquier época histórica ha recibido el embate de las regidorías de urbanismo en defensa del progreso urbano. El hormigón va cubriendo los estratos de cultura e historia de la ciudad. Para ello se parapetan en la crisis, una vez más, para justificar un nuevo delito patrimonial. De esta forma la población pierde su pasado cubriendo de ignominia y utilizando un lenguaje demagógico en su discurso. Los gobiernos locales no respetan la ley que tanto repiten en sus discursos. El patrimonio sigue desprotegido a pesar de las buenas palabras y la legislación vigente. Al desinterés de los políticos debemos añadir la complicidad de aquellos profesionales que manifiestan una profunda indiferencia por el patrimonio. En el año 2000 se destruyen 15 metros de muralla liberal en las obras del parking de la Av. del Mar. Según la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano 1998/11 de junio se considera como una infracción muy grave. En estos últimos años las obras del Tram han tapado de cemento la muralla medieval descubierta en la Pl. Cardona Vives y en la Calle Gobernador. La oposición en el ayuntamiento se manifestó a favor de la conservación de la última, pero tras un amago a favor el gobierno local la cubrió por temas presupuestarios. Otra actuación contra el patrimonio es la rehabilitación de la fuente de la Mercè en La Vall d'Uixó. Tras la urbanización de la zona se repone la fuente centenaria pero sin una placa de piedra con la fecha (1897), la reja del desagüe y un abrevadero. Por tanto, una reposición incorrecta que atropella el emplazamiento original. Estos son algunos casos conocidos como muestra de la impunidad municipal. Se deben denunciar las irregularidades cometidas ya que poco a poco se van matando el rico patrimonio valenciano. La alternativa es la defensa del patrimonio en armonía con el desarrollo urbano de la población. El criterio de historiadores y arqueólogos es el que debe primar permitiendo seleccionar el patrimonio que se debe mantener. La conservación del patrimonio es indisoluble con el proyecto de futuro de cualquier pueblo o ciudad. El pasado permanece entre murallas, edificios y otros elementos materiales que la gente utilizó; es un legado que da respuestas al futuro y explica el por qué del presente. En los años de crecimiento económico se han favorecido los fastos urbanísticos como la Ciudad de las Ciencias y las Artes. Pasado el optimismo y en plena crisis estas grandes obras han caído en desgracia. Sin tomar ejemplo del fracaso en Valencia el ayuntamiento de Castellón persigue el desarrollo del Tram que admira la vistosidad y la magnificiencia pero eliminando cualquier obstáculo histórico. Por otro lado también hay localidades que dirigen su atención a su pasado y entienden que puede ser una fuente de ingresos. El poco respeto y el bandalismo originan destrozos en los restos materiales pero sin una respuesta contundente de la administración. La lucha contra el olvido del patrimonio y la desidia por la cultura es la educación. Es la herramienta social para que cualquier ciudadano aprecie el pasado y valore los restos materiales (una acequia, un yacimiento, una muralla...) que dejó la historia en nuestro territorio. Al tomar conciencia de la importancia del patrimonio cualquier conducta ilegal será denunciada recibiendo el apoyo de todos los vecinos que controlará y vigilará el obligado cumplimiento de la ley. El abandono de la administración y la ignorancia ciudadana por el patrimonio sólo nos conduce a su muerte silenciosa.

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