lunes, 6 de noviembre de 2017

Patrimonio de Nieve, desde Alfondeguilla con calor



Fragmento del hombre del cielo. Esta basado en el relato de un viaje a las minas de chóvar, la nevera de alfondeguilla y la visita a mi huerto junto un amigo. Publicado cada fragmento en diferentes blogs, en esta parte, la segunda, se relata la llegada a la nevera y la visita a las minas. La anterior se puede leer en:
2017/11/pataleos-en-el-huerto-avalamos-un.html










II.

Un opel corsa aparcó junto a mi puerta  de mi casa, tal y como estaba previsto, y más o menos a la hora acordada. Solo seis minutos hicieron que la puntualidad no fuera absoluta. Una mano llamó sin crispación  a la puerta, mientras mis los brazos que estaban inmóviles gravitaron sobre la mesa en el salón para levantarme. Al abrir, me encontré unos ojos azules como el cielo que me observaron puros como la nieve. Transparentes como una medusa me deslicé por la contaminación que rodeaba mis restos.
¿ en que encantamiento descansas? pensé que me preguntaba mi visitante al ver el panorama desde la puerta de la casa. Yo mismo me lo había preguntado muchas veces que maleficio padecía sin saber que responder. Pero no dijo nada al verme tan desolado y con mi universo tan perdido. Hacia tiempo que no había nada que ocultar. Pobreza, soledad, exclusión, desempleo, arrinconamiento, eran públicos. Si, cierto, pero no acobardamiento. Esperanza ninguna, pero no me ponía la cuerda al cuello ni la cuchilla en la muñeca dentro de la bañera, pese a que había muchos amigos que me apreciaban que me lo recomendaban. no con malicia, sino por verdadero amor hacia mí, porque motivos tenía, como millones y millones de españoles que esperaban con ansia terminar sus vidas el instituto de la eugenesia nacional.
Nuestras manos y brazos se juntaron en un abrazo sincero.
Hacia tiempo que no recibía la visita de un viejo amigo de mi tierra, que me conoció en tiempos donde mi miseria no eran tan grande y abismal, hasta el punto de hoy ser dramática de ver para mis  amigos. Tristes puertos donde muchos prefieren no recalar y buscar otros más alegres. Sin embargo en esta ocasión no fue así.
He venido a visitarte angelete, tenía ganas de verte- comentó mi amigo P.
¿ a dónde vamos?- preguntó con interés por conocer la zona. no  es que sea de lejos, de Burjassot.

antes de salir fuimos a un bar a desayunar donde le puse al corriente de la situación socio política local.
Lo que más le llamó la atención fue la descripción que hice de la belleza de la joven alcaldesa de vall d´uixó, de la que no tenía ni idea , al igual de que estaban convirtiendo el pueblo en un eurodisney .
¿ de verdad no lo sabias? le pregunté asombrado. A lo que me replicó con sinceridad:
 que ni idea.
luego caí en la cuenta , que era normal que no lo supiera,  al ser de Burjassot y haber en esa localidad con facultades y una gran vida cultural, mucha población universitaria que odiaba eurodisney.
Noté que estaba realmente interesado en conocer el paisaje sobre todo con algo histórico al ser arqueólogo. Orley, las cuevas de san josé y su poblado íbero ya lo conocía. Pensé unos segundos. Yo por mi parte he de confesar que la sequía era lo que más me preocupaba en el paisaje.
Iremos a un lugar que se derrumba- le comenté- añadí. Las viejas minas de cinabrio  de chóvar y la nevera de alfondeguilla. Las has visitado alguna vez?- le pregunté.
No- me respondió satisfecho con la visita.
Tendremos ocasión de ver el cambio climático. Luego te enseñare en mi huerto la charca y otro día que vengas el fondo, el gran lago de vall ´d uixó que se ha secado.
Llegamos al pueblo adormecido. tranquilidad y silencio, ni un alma. Los grandes caserones serios. Almendros en los solares entre las casas. al doblar una esquina donde terminan las casas, el camino se abre, cerrándose sobre su curva. Dos cuestas, una a la colina con una torre mora derruida entre chumberas, y el otro al pantano musulmán de Ajaez. La tristeza al contemplarlo sin agua. Nos invade el temor que contagia  al cambio climático.
En mi opinión , esto que ves es peor que la crisis democrática que sufrimos por la crisis. le comentó a mi amigo P.
bordeamos el pantano.
 dormido esperando, nos encontramos al hombre de estas tierras como un idiota tumbado en el suelo envuelto en traje de camuflaje. Enfrente tiene un triste perro atado a un olmo. nos pregunta:
¿ van para arriba?
a las minas- le respondo como si fuera el rey salomón.
Si ven unos perros me los tiran para abajo. Los soltamos  ayer para el jabalí y aún no han vuelto.
Pobres palurdos miserables- pensé para mí. Nos alejamos sin decir nada. El hombre siguió recostado.
Así es este pueblo- comento a mi amigo, que exclama pobres animales.
El camino se cubrió  de alcornocales- majestuosos árboles del corcho. De aquí se saca el corcho- le expliqué a P contemplando uno grupo de ellos cuya corteza despojada hacía poco dejaba un tronco rojo y robusto.El bosque en chóvar cubre los senderos, oscuros, frescos, resistentes a un clima seco. ¿ quién no se emociona al ver esto?  Noté que mi amigo lo hace. El sendero iba subiendo, escabroso y polvoriento era el camino, con desprendimiento que cubrían  laderas enteras. Columnas de piedras. Pedregales y alcornocales, encinas también asomaron a nuestro paso. En un pequeño barranco. La fuente fresca, estaba seca. Los helechos amarilleaban. Es noviembre y estaba todo seco. Las fuentes no hablan, están secas como las gentes de nuestra tierra. En el lecho de la fuente fresca, una margarita, la más bella que haya visto en mi vida. Su blancos pétalos, nieve y pureza. . Fe y esperanza, entre las avispas del barro que devoraban las criaturas del agua ahogadas en la tierra. Proseguimos por caminos de rojo rodeno, hasta que a mitad ladera, una de las minas. Sus misteriosas entrañas selladas con una maderas, Unas vagonetas para que los turistas se hagan fotos. sacaban Mercurio, cuanto dolor  para separar la plata y el oro. Sentí un extraño eco, al meter mi cabeza en la negra entrada.  si nos aventuráramos en la mina. ¿ a dónde bajaríamos?- rápido saqué la cabeza a la luz y proseguimos, subiendo. Hasta llegar a la pista. A lo lejos  observamos el Peña Golosa. Sierras calvas, azules, difuminadas se muestran, y los vestigios del último incendio de Eslida- Artana localidades a nuestro pies, aunque no se vean, como alfondeguilla en la que estabamos, y ya muy cerca de su nevera, rodeada de trincheras de la guerra civil. El mar, azulado, su costa desolada por la construcción. El clima estropeado. La nevera entre trincheras y una pinada. Vestigios de otros tiempos, cuando nevaba. Hoy parecía el chepa de un camello entre la arena de las trincheras. Sobre su cúpula,  la majestuosa visión del castillo moro de Castro. este parece volar sobre las altas y puntiagudas peñas sobre las que descansa al filo de 800 metros de altura. El viento seco sube y baja por las puertas enrejadas hasta el fondo del foso de la nevera de castro, buscan cantando lo que nunca encontrará, la nieve que no ha de llegar más.
Bajamos tranquilamente. En el pantano ya no estaba el cazador, pero el perro atado seguía allí, dejando en el ambiente su estúpida presencia. nos miró el animal con pena.
En el bar de la cooperativa  entramos para comer. Es lunes. lo encontramos casi vacío . un milagro de estos pueblos, fondas desiertas. se sorprenden de vernos la poca  gente que había. EL bar descomunal , construido con amplitud  para concentrar a los trabajadores de las cooperativas.  ! aquellos tiempos en que se juntaban los trabajadores para preocuparse por su situación de clase! hoy vive el bar de los turistas de fin de semana. Una chica joven, y guapa nos atendió . El lunes cerramos a las tres y media-nos confesó cuando pedimos . solo le quedaba una ración de carrillada . Aceptamos, pero como era ración  para uno, lo arreglamos con un bocadillo. así que mi amigo y yo compartimos carrillada y bocadillo de embutido. todo muy bueno. La chica nos atendió  muy bien. postres, y cafés. Nos fuimos  dejando unas vistas preciosas al pueblo y las montañas a las que dan la galería   de este inmenso y humilde bar, amueblado con sillas  del tipo de escuela. cuadros costumbristas que pensé que serían hechos por algún pintor local. en uno de ellos se representaba el bous al carrer  junto al ayuntamiento. otro, el de un hombre en la torre del pueblo. fotos gigantes de toda de chóvar en blanco y negro.
Junto a la fuente donde llenamos una botella de agua, regresamos a vall d ´uixo para despedirnos mi amigo y yo, hasta dios sabe cuando.
Angelillo d Uixo.












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