lunes, 8 de enero de 2018
Elegía en las tinieblas de Vall d´Uixó. ( A Ignacio)
dejo esta elegía a un hombre de Vall d´ Uixó, que ha hecho mucho por el patrimonio, ojalá tuviera palabras para poder expresar el dolor que siento, imaginar a este hombre, de otros tiempos, que siempre vivió para su familia, y como ha muerto. comido por los perros entre las oliveras. En esa patrimonio abandonado, donde al salir al monte te puedes encontrar, no solo con los robos, sino con una muerte salvaje. Unos perros.
A Ignacio.
hoy necesito llorar a un compañero, cuando me han puesto delante la fotografía de su hijo hablando de su padre y narrando su muerte. Quiero llorarla, como se llora la muerte de un hombre robusto y generoso. Siempre se puso enfrente de todos los pesares y desventuras de esta tierra, para sacar adelante a su familia. Nos unía el amor a la agricultura. Esa que le sorprendió entre sus oliveras, hasta darle un hachazo mortal . La misma tierra que me espera, y a él, ya lo devora impaciente, dejando atrás un recuerdo de anónima grandeza. No hay mejor legado para un hombre, ni para nuestro pueblo. A su hijo, Nacho, le debo conocer el paisaje de la sierra . Fue su hijo, mi jefe de máquinas en una azulejera, el que me inculco el amor al trabajo de los huertos. Mis primeras lecciones que me dio a mí, venido de Valencia, fueron en el jardín de mi casa. Podando el peral , plantando unas coles, y una áloe vera que aún conservo. Vuelve su flor primitiva, ruda y amarilla, todas las primaveras . Siempre he hallado en ellos una familia acogedora y generosa, que me abrieron sus puertas, y compartieron conmigo lo que tenían. Gente laboriosa, infatigable, resistente en las adversidades, con las que lidian a diario. Representan un oleo de una estirpe infatigable que logro un día el pueblo de Vall d´Uixó.
Hoy, nuestro corazón está de luto. Nuestro corazón de obreros debe ser fuerte.-
! hasta para llorar!- Sin escatimar en las lágrimas enraizadoras del intimo el dolor, con el amor a la vida que nos protege.
No nos han destrozado, ni lo conseguirán, pese habernos echado una jauría.
Ignacio ha muerto de una forma salvaje, brutal, estremecedora, indigna. Pero volverá a nuestros campos, a nuestro lado, cuando regrese la primavera.
Elegía.
!Hay gente tan fuerte!
capaz de sufrir todos los golpes.
Llegan de alguna recóndita tiniebla de improviso.
Que se nos escapa a comprender.
!Y pobres, pobres... de aquellos generosos de corazón!
Se alzan como una barrera a esa frontera salvaje,
empujados por la compasión y el coraje.
Para que el resto sorteen esas tinieblas.
Puestas de repente ante nosotros...
quien sabe por qué, o por quién.
Y el resto...
el resto, !somos pobres diablos!
Nosotros,
que aún flotamos enloquecidos en la luz de la vida.
Preguntándonos con la mirada perdida y asustada:
-Dios mío, ¿ como ha pasado esto?
Angelillo de Uixó.
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