fotos en, y anunciar para septiembre una campaña de movilizaciones frente al Ayuntamiento debido a la situación creada.
I.
Los que vinieron a terminar con la injusticia y la opresión,
Los que vinieron a terminar con la injusticia y la opresión,
cuando llegaran al poder en este lugar donde sufro opresión
y castigo,
- es conmigo.
Hoy la violencia y la opresión están de su parte.
Ahora ya siento que empiezo a agonizar.
Todas las batallas las he perdido.
Los que me ven vencido,
y los que están tan oprimidos como yo me
dicen:
"Todos son iguales, no hay nada que hacer"
Pero yo no puedo apartar mis ojos de ese modo.
Por esos les digo,
Hijos del hombre, que poca fe tenéis en vosotros mismos,
Pues hoy los vencidos, serenemos los que vencerán mañana:
Si nos unimos
Si cerráis los ojos ante la opresión, el acoso , y la
humillación.
Jamás existirá una oportunidad para nosotros.
Jamás...
II.
A la entrada de mi huerto, el que he levantado yo solo con mi
esfuerzo, y del que algunos dirán que está medio seco, otros que hay muy
poco plantado, pero les guste más a unos que a otros, lo miren con interés o
sin interés, deben saber que el trabajo es titánico, y su resultado casi nulo.
Lo que más recojo de lo que siembro es el odio de los que vinieron a luchar
contra la injusticia, y aún así , debo seguir sembrando, algún día dará mejores
frutos si llega la paz a esta tierra de vilezas. El último día antes
de irse de vacaciones la escuela taller Et formen, colocaron un valla mandados
por el Ayuntamiento de Vall d´Uixó. En ese cartel no se mencionaba mi nombre.
Tampoco figuro en ningún documento oficial de este paraje, siendo el que más
horas pasa en este lugar, los siete días de la semana, los doce meses del año
En definitiva, no hay constancia de mi existencia en este lugar. Sin embargo,
quien lea este cartel delante de mi huerto creerá que el Ayuntamiento, el
Servef, la
Generalitat Valenciana están
realizando en mi huerto un taller de ocupación de agricultura. Pero soy yo
el que esta allí: sin agua, sin medios. Al final de mi huerto, cruza un pequeño
acueducto medieval que une dos molinos derruidos. A una parte del
muro del acueducto queda mi huerto, con sus bidones azules enganchados a gomas
de goteo, que bajan el agua por presión del altura, tras cargarlos
llevando el agua a mano de una fuente pública al otro lado de la montaña.
Al otro lado del muro del acueducto, la escuela taller ha desbrozado
el monte, y han instalado entre los matorrales y las oliveras bordes: goteo.
Estos cultivos silvestres y de secano no necesitan otros riegos que los
de la lluvia para sobrevivir; y seguramente se
arrancarán cuando vayan a hacer un jardín. Pese a esto, son regados
de forma absurda diariamente, mientras yo me dejo la vida empujando una
carretilla para llevar agua. Los que vinieron a terminar con la
injusticia y la opresión así lo han decidido. Podía haber sido de otra manera,
pero se transformaron en lo mismo que había antes muy rápido.
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