Era deseado por todos aquel rincón del País Valenciana, tan conocido , tan frecuentado desde los más remotos tiempos por las más antiguas civilizaciones. De ellas, allí habían dejado su impronta.
Restos fenicios entre
dunas y cañares orientadas hacia el Sol evocaban sus arcanos cultos perdidos en el tiempo. las
columnas romanas y cartaginesas
testimoniaban su paso por estas tierras. las lanzas con la media luna entre las
acequias y las norias fueron testigos de los avances de los imparables
ejércitos musulmanes por Europa.
La naturaleza, había creado entre Sagunto y Puzol un vergel
repleto de Tierras fértiles junto al litoral donde sembrar incluso arroz. A esos humerales, acudían
bandadas de aves en tal número que llegaban a cubrir el sol. En aquellas épocas, se podía practicar la caza de forma infinita , pues aquella
prolifera cantidad vida que allí se concentraba era imposible de poder ser
erradicada por las manos de aquellos hombres. Si en el cielo pasaba esto, en el agua era igual. Al lanzarse las redes se cogían tal cantidad de anguilas ,que
sobrecogía al pescador sintiéndose turbado y con miedo de su esposa al regresar
a casa. Esta le negaba el paso si no se deshacía de esos animaluchos. cangrejos,
crustáceos con concha de las más diversas especies, peces del fango, peces de
agua dulce, peces de mar…. . Este edén se acompañaba de buen clima, de un paisaje deslumbrante de acequias
alimentadas por lagos y pozos que por toda partes brotaban.
De tal modo era la existencia privilegiada y abundante allí. Tanto que eran famosas la marjal
de los Moros, que es como se conocía a este lugar. Entre aquella fama sobresalía
uno de sus lagos. El más amplio, cuyas
aguas poco profundas formaban un espejo plateado donde se reflejaba la visión alegre y afrodisíaca de centenares de flamencos rosa que cautivaba al viajero y lo transportaba al
trópico.
Cuando llegué en mi
bicicleta dispuesto a conocer este lugar, al introducirme en el parque natural, tropecé con el guarda
forestal saliendo con un grupo de personas del nuevo chiringuito de madera
construido por la Generalitat Valenciana. Me dio el alto
el guarda, y me empapeló con todo tipo de folletos sobre este lugar. En mi
manos iba cayendo El águila real, el flamenco, el jilguero, el pato común, la garza,
el samaruc, la jara, el junco, la caña, los canales, la anguila.. luego vinieron los folletos de historia del
lugar : el descubrimiento de los fenicios de la marjal, los barcos romanos
entrando por la gola, la vida de los pescadores del lago en el siglo XVI, los
milagros del Conde de la Encina ,
un visionario progresista de principios
del siglo XX, empecinado en mejorar la vida de los campesinos llevó para del agua
de la marjal a su finca del “Pedral.” Luego vino información sobre el
ataque carlista a los tropas Isabelinas por la retaguardia de la marjal de los
moros cuando merendaban. El ataque causó la muerte de tres bueyes que pastaban
y que sirvieron de exitosa barricada. los bueyes por ésta acción heroica fueron condecorados, y más tarde repartidos entre la tropa con permiso
del Cura.
Nunca vi una persona tan contenta con su puesto de trabajo como ese forestal.
Al parecer había sido elegido a dedo por la Generalit , a través de unas gestiones de los
biznietos de aquel conde de la
Encina , que eran los propietarios de este lugar y por el que
recibían unas rentas altísimas de la Generalitat.. El
forestal llevaba a un grupo de funcionarios
de medio ambiente de la generalita valenciana para que vieran las mejoras en la
marjal del moro, como paneles indicativos, dibujos de las aves y los peces del
lugar, realizados por los propios biznietos del Conde de la Encina , que dedicaban su
tiempo al arte y la naturaleza, siendo condecorados por la Generalitat
Valenciana por su activismo sin par. Tras darme esta importante
información., me libero el forestal, ya
que el paseo guiado era exclusivo para gente vip de la Generalitat. Al
decirle que solo era un agricultor ecológico que deseaba conocer las variedades
vegetales y el sistema biológico de ese parque cuando me preguntó quién era, me
despidió de forma educada tras felicitarme por mi ingenioso transporte
respetuosos con el medio ambiente. Yo miré los coches de los visitantes
aparcadas en el parking del chiringuito: mercedes, audis, bmw,, todo terrenos
de marcas principales como land rover, Jeep…no habiendo ni uno que fuera Indio
o Chino.
Pedaleando y empujando mi carrito donde llevaba agua,
comida, una flauta, una libreta para hacer anotaciones, como la que hice unos
metros más adelante ,tras la primera curva que vi:
“ me he encontrado
con un forestal y técnicos de la
Genelaritat valenciana,
he sido dotado de todo tipo de folletos explicativos del lugar que he
cargado en el carro , y no solo, esto han elogiado mi medio de transporte llamando
ingenioso y atrevido, el forestal ha insistió en hacerle fotos y pasarlas a los
biznietos del conde para que opinaran. Tengo la impresión de que esta gente han
sido colocados a dedo, y el parque natural ,es otro chiringuito verde de la Generalitat Valencia
y la aristocracia valenciana. En los primeros metros que recorro, no veo agua
por ninguna parte. Hay una camino con graba igual que el que se ve en las
carreteras secundarias de naranjos. Los cañares y juncos ofrecen un aspecto
triste. La brisa del mar llega con aroma al alquitrán de algún parcheado que
está realizando el Ayuntamiento de Sangunto. Sigo adelante. Angelillo de Uixó”
Al echar la libreta al carrito y montar en la bici me llegó
fuerte y nítida la voz del forestal. Lo que me
hizo pensar que estaban los chiflados esos muy cerca de mi.
Cojan los prismáticos y miren al cielo, hay un pájaro negro volando
dando vueltas a nuestro alrededor.
Me acerqué a unos matorrales y conseguí verlos- Estaban
mirando al cielo, cada uno hacia un lugar indeterminado vueltas sobre si mismos. El forestal se
mareo y tropezó con una hermosa
funcionaria. Los dos cayeron al suelo y ella empezó a gritar:
Soy una pajarita, como me gusta ser una pajarita. Sigue,
sigue, sigue.
Cerré los matorrales y seguí mi camino algo caliente con los
funcionarios del chiringuito hasta dar un altar donde poder rezar. Se trataba
de un mirador que podía servirme de santuario natural. Estaba ubicado en el
corazón del parque. Subí los peldaños y al llegar a lo alto empezó mi
penitencia.
contemplé los canales secos, el viento pasaba entre los
juncos y los iba peinando como la funcionaria de la Generalit Valenciana que se
levantaba del suelo. Un silencio triste me hacia prisionero de una nada que
germinaba por doquier. A lo lejos por el camino podía ver al forestal como
hacia de rana saltando el cuclillas para explicar como se comportaban estos
animales.
En la tristeza del paisaje, el mar rompía sobre bloques de hormigón de las
construcciones de apartamentos de
primera línea. En los techos se observaba
la colada de la familia, y alguna persona saltando del balcón al agua.-
la abundancia y fecundidad de pueblos
alrededor era tan grande que formaba un
anillo de ladrillo sobre la marjal.
Almenara tenía la forma de una rapaz con sus torres, Sagunto con su castillo
parecía una serpiente, los valles formaba la figura de un toro.
Cuando bajaba del mirador creyendo haber visto toda la fauna
existente, percibí un sollozo extraño. Miré al suelo junto a mis pies había un
pequeño pájaro. Lloraba espuma de jabón por los ojos y no se alejaba de mi lado. Se
trataba de un patito que estaba completamente seco .
esto cantaba:
Mi vida ha sido violada por el hombre, soy el último pato
que queda en este lugar, el resto se ha ido buscando el agua. Yo me he quedado
a escuchar las mentiras de los poetas sobre esta tierra. Seguramente mis hermanos morirán en el viaje al pasar
entre las nubes toxicas de los campos, o acabaran abatidos llenos de sangre por
los cazadores.- Mi relato de pato nadie lo cree. Antes , para un pato la vida en este lugar era perfecta, cuando había feroces
águilas, que nos cazaban en la tierra
como en el aire, así como los hombres que cultivaban el arroz. También serpientes
que se comían los huevos, zorros…ahora han desaparecido nuestro enemigos, y han
llegado los conservacionistas llamados
turistas. La vida es horrorosa en esta
calma sin líquenes ni mi y no hay evasión posible a la extinción.
Amigo pato- le dice. el hombre esta haciendo su camino con
los ojos de un ciego.
De este modo me despedí
de él , mientras escuchaba la risa de los visitantes cuando el forestal
hacia cuác, cuác.
Angelillo de Uixó.
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