Sembrada está la mañana íbera,
Cubierta de hierbas,
que amortiguan la luz
y la esperanza.
No queda nada de
las casas.
Eran grandes,
llenas de cultura y
de historia,
Han sido llevadas a la ruina y la nada.
La mañana ibera,
se eleva en el
milenario llanto del mar.
La desesperanza es la raíz que crece en esta tierra.
Tierra que nos envuelve y acecha a cada paso.
La luz se ha vuelto cada vez más negra e insegura.
El barbecho del ibero nocturno,
ha germinado en
nuestros huesos.
El día ibero es difuminado al surgir el sol,
Los caminos se
adentran en la noche.
Todo revive entre
espantosas antorchas,
y visitas nocturnas guiadas.
Por el día no nos queda más que un show,
un espasmo de vida cubierta de hierbas
que calienta la tibia mañana íbera.
Transcurre rezando, suplicando,
que el día nos deje
un poco de esperanza,.
Nota al lector y a quienes vean los vídeos.
El siguiente poema esta basado en un paseo de más 30 kilómetros con los perros enganchados a la bicicleta, al
acercarnos desde Vall d´uixó de camino a Xilxes y Almenara para volver por la
carretera del Algar hemos hecho un alto tipo de caballería al poblado íbero de Orley. Al ver en el
estado de abandono en el que se encontraba el yacimiento más importante de toda
esta zona, he querido hacer un vídeo poniéndolo en relación con la jornada del
día anterior, la de la celebración de la
noche íbera con visita guiada al poblado íbero de San José de Vall
d´Uixó donde se daba a conocer esta valioso patrimonio situado en una zona turística llena de bares y terrazas. El vídeo donde mis
perros hacen de guía ya no es la noche íbera, sino el día, y se ve bajo el sol todo
desolado cuando no da dinero. Ya no hay cultura, ya no hay interés donde no hay
dinero. Quisiera explicar al lector y a quien vea el vídeo que en esta ocasión ya no
hay denuncia social, sino que debe interpretarse el vídeo y el poema como un
grito del que ya se da por vencido en esta tierra. Hecho este pequeño alto
hemos seguido el camino, llegando a hacer otro vídeo donde se muestra la fortaleza de
los perros tirando de la bicicleta en una cuesta, con el mar a nuestra espalda, se describe el
paisaje, se canta a la vida, quizás incluso a la esperanza, al deseo de seguir
vivos atravesando una ladera de bosque mediterráneo, aunque luego me he
arrepentido de pensar esto, ya que no hay solución, todo ha de seguir su
destino, y a veces este adopta formas horribles, podía haber sido maravilloso,
pero igual que los caminos se bifurcan los destinos también.
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