domingo, 16 de febrero de 2020

La guerra civil sirvió para hacer turismo




Estábamos tumbados un grupo de turistas al sol , sobre el hormigón de un nido de ametralladoras de las guerra civil española esperando al animador cultural. Frente a nosotros brillaba como un espejo el agua de la marjal de almenara.  Por los canales separados por cañas flotaban docenas de patos, fochas, y sobre el cielo pasaban bandadas de cormoranes,  dejando a su paso alado una sombra negra en el cielo y otra cubriendo el agua. El mar no se podía verse, pese a lo cercano que estaba a nosotros, porque lo ocultaba  la fila de gigantescos edificios a primera línea de playa para turistas. Pero se sentía su aroma. No parábamos de hacernos fotos dentro del nido de ametralladoras, a los naranjos llenos de  frutos, a los patos, a las tortugas invasora  que mendigan alimento a los turistas, a las avionetas  que pasaban muy cerca de nuestras cabezas , porque acaban de despegar del cercano  aeródromo de la escuela de pilotos. Recordaba la cinematográfica   silueta de su panza y sus alas sobre el agua, y conforme ascendía por el cielo sonoramente,   atravesando las bandadas de aves , una escena del   tipo memorias de África , a lo que muchos turistas ponían un hastac en sus redes sociales:  almohadilla # memorias de Almenara.
A las diez de la mañana llegó un muchacho de unos veinticinco años, alto, moreno, con barba juvenil como es costumbre entre los hister.


Buenos días, ¿sois el grupo del recorrido turístico de la guerra civil española, o  el de aves migratorias africanas, o el de la villa romana de Almenara?
Yo soy de aves, dijo el varón de una pareja rastafari.
La chica, una rubia muy guapa de ojos azules llena de pulseras africanas, añadió con horror y repulsión ante la palabra guerra- a nosotros la guerra civil española o cualquier guerra, nos da igual. Pasamos.
Muy bien dijo el animador cultural para todos, me llamo Javier, para los rastafaris hizo un inciso amistoso-   coincido al 100%  con vosotras, paz y amor para todas. No creo que tarde Claudia, es la que se encarga de las excursiones de las aves, también tiene un corral en su piso con gallinas y gallos. A veces trae huevos al trabajo. Nada que ver con los comprados. Igual cogéis alguno por la laguna de los patos.
Del resto, imagino que venís a la excursión de este patrimonio. Decir antes de comenzar, que lo patrocina la cámara de turismo, es la que ha puesto el dinero para la conservación del patrimonio, la cartelería y la rehabilitación  del centro de interpretación, que esta allí al fondo. La antigua casa de los Ingleses. Fue una casa construida por una compañía inglesa en el siglo XIX, vino  a Almenara contratada por el ayuntamiento de entonces para desecar la marjal, drenaron gran parte de la misma para crear zonas de cultivos, ya que entonces el peso de la agricultura era muy importante en la economía . Estamos hablando de antes del turismo.
Pero eso es horrible, es destrucción de la madre naturaleza- exclamó la chica rastafari.

Coincido contigo- responde Javier- sin embargo,   el ayuntamiento actual, progresista, para arreglar su historia agresiva con la naturaleza, ha convertido la casa de los ingleses en un centro de interpretación de aves y ha arruinado a los campesinos. La historia es vengativa.  Hoy tienen en almenara más derechos sobre esta tierra los patos y las tortugas que sus vecinos, y a los ingleses, les hacemos pagar por el alquiler dos veces el precio del piso que a un nacional.
Aplausos del grupo, incluso los rastafaris.
Buenos, preguntó al grupo  el animador cultural¿ sabéis algo de la guerra civil española?
Se produjo  un incomodo silencio.
Javier  sacó de su carpeta la guía que había confeccionado la agencia para el turismo y el desarrollo sostenible.
Leyó por encima el guión, que fue adaptando al grupo para que lo entendieran.
La guerra civil Española, es una guerra entre hermanos.
No es una guerra entre bandos que se odien, sino entre hermanos que se quieren, y sobre todo, y por encima  ellos, era gente que amaba su país.
Que hubiera ideologías, o revolución , es un mito creado por intereses partidistas, y quizás los historiadores  ingleses como Paul Preston,
Fue más bien como una riña entre familias lo que les hizo alistarse en malas compañías llamadas batallones.
Hoy de todo aquel mal entendido, nos ha quedado un gran patrimonio cultural.
Para la gente de entonces no fue una cosa dramática. Es cierto que la poesía, sobre todo de Miguel Hernández, lo exageró todo:
“ La guerra, madre: La guerra.
Mi casa sola y sin nadie”


Vamos, que no fue tan así, hubo una oportunidad para que  aquella juventud  fuera de viaje, cuando no estaba de moda el turismo, y conociera lugares como estos. Metían a gente joven en camiones, y los mandaban a cientos y cientos de kilómetros de su casa, mientras sus madres estaban en el bosque cogiendo leña o cultivando pequeñas huertas. Al llegar a casa la madre leía la nota de su hijo:
Madre me han mandado al frente. No me haga cena.
Aquí la guerra fue tranquila durante meses, de hecho, la mayor parte del tiempo los soldados se dedicaban a  cazar patos desde el nido de ametralladoras, y a pescar percas, barbos, lubinas, anguilas, abriendo fuego de mortero, o  lanzando granadas de mano. Hay fotos que lo demuestran. Soldados comiendo anguilas, otros una fidegua.  La mayor parte del tiempo la pasaban en la playa nadando, y por las noches en la taberna.
De no haber estado aquí, hubieran estado en sus pueblos de Zamora, Palencia, Teruel, Ciudad Real, trabajando de sol a sol con las manos heladas en sus cuatro palmos de tierra en plena juventud. La guerra les liberó,  les dio la oportunidad de hacer turismo, de conocer el mediterráneo, nuestra cultura, nuestras tradiciones. La guerra civil creo una identidad colectiva, nos unió más que nos separo, e hizo que la marca España se vendiera muy bien en todo el mundo. Del 36 al 39, nuestro país que hacia siglos que estaba olvidado, fue noticia sin cesar.  Estuvo de moda venir al frente a disparar. Y es mejor que hablen de ti, aunque sea para mal, que  ser ignorado.
La verdad de ambos bandos, no hablemos ni de buenos ni malos, solo de hermanos, es que nos dieron un ejemplo de esfuerzo, de constancia, de ganas de luchar , por ello su historia quedará entre nosotros como un maravilloso patrimonio para unir. Hoy podemos disfrutar en lo alto de una montaña contemplando el ocaso en una fortificación militar, o como en este caso, viendo el amanecer entre los juncos escuchando los patos.
Aplausos y paseo entre palabras que exaltan el valor, el compromiso, el heroísmo.
el final del recorrido termina recordando que historia solo sirve para viajar,  y que es algo que nunca se puede volver a repetir, dos veces no puede pasar.




Angelillo de Uixó.
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1 comentario:

  1. Lo dijo Heráclito, el de Éfeso, en el mismo río no se puede bañar uno, dos veces no puede pasar.
    ¡Qué crack eres! :-D

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