I.
Cinco menos cinco de la tarde, es miércoles 26 de diciembre del año 2018. La acción ocurre en la estación de autobuses del pueblo de Vall d´ Uixó donde tiene el monopolio la compañía Avsa . Son vísperas de año nuevo. Hay mucho movimiento de viajeros no solo en España, sino que en todo el mundo, también en Vall d´ Uixó. Se acompaña la escena de luces discretas de navidad en las calles del pueblo. No se escuchan villancicos de los altavoces instalados por el Ayuntamiento como cuando estaban los conservadores del PP, hoy convertidos en peligrosos falangistas de centro moderado, como les gusta llamarse a ellos. Entre la gente que pasea por los alrededores de la estación, las caras están abatidas por la crisis social y política que propagan los medios de comunicación. Información incesante e instantánea durante todo el 2018 de forma interrumpida sobre la situación de Cataluña, y la entrada de la extrema derecha en las instituciones. Este clima de degeneración y retroceso es contado por periodistas y contertulios sin rigor, ni escrúpulos, llenando las hojas informativas de noticias falsas y provocaciones, para alimentar sentimientos de odio. Con un propósito, por supuesto: deben afianzar el capital y la riqueza de unos pocos. EL resultado es una realidad nacional repleta de guiños constantes al Franquismo y ensalzamiento del dictador, que no es otra cosa que al capital. Su traducción social: una humillación constante al que ha perdido su puesto de trabajo, que le lleva a sentirse inferior al que tiene empleo y le lleva a deducir que con la extrema derecha y amparando la violencia del estado tendrá más oportunidades que frente a un mundo global donde España no es nada más que la burra de Europa que pasea a los alemanes por las costas. Frente a la estación de autobuses hay varios bares. Como el bar el Tolito Blavo, típico bar español regentado por chinos donde sus clientes siguen la actualidad mediática como en el resto de bares, entre cerveza y cerveza, aburridos horas y horas de desempleo sentados en terrazas, ahogando las pagas no contributivas y las lágrimas en las cervezas del bar. Siempre preocupados por la inmigración. Dentro de la estación , un grupo de chicas jóvenes hablan alegres sobres las fiestas. Un hombre de mediana edad, rostro serio, boina y gabardina de cuero , cruza la carretera y se mete en el estación. Se sienta en el único banco que queda libre. Un cojo con muletas queda a su espalda apoyado a un pilar de hierro. Las chicas jóvenes, cantan y ríen. Una de ellas le dice a sus amigas:
Sabéis que a Miguel le gusto.
¿ como la sabes Jessica? Le pregunta otra.
Jessica le responde:
Lo sé porque me ha tocado las tetas. Muy fuerte, muy fuerte, le tuve que decir, Miguel basta, que eso no se hace.
Una de sus amigas con trenzas y gafas se pone triste al escuchar a Jessica, el resto abraza a Jessica.
El hombre de la gabardina mira las palmeras mecerse sobre la brisa de un cercano ocaso. A lo lejos se ve la montaña de Pipa . Un cielo rojo ceniciento empieza a palidecer apagando la hoguera astral. Las sombras avanzan mientras el sol desciende por las montañas y los bloques de pisos eclipsan los últimos rayos.
Dan las cinco, y el grupo de chicas al sonar las campanadas se dispersan cantando y riendo. EL hombre de la gabardina de cuero mira a su alrededor. Nota que está solo en la estación, aparte del hombre cojo.
Le extraña que nadie más vaya a Castellón-
Pasan cinco minutos, y el autobús no llega. Se impacienta y se dirige al tablón de horarios por si puede averiguar algo . Está el tablón junto una pequeña oficina cerrada donde antes vendían los billetes.
En el horario indica que el autobús tiene que llegar a las cinco. Abajo del todo pone en un recuadro:
Excepto días no lectivos que son días de navidades, puentes, días estivales y pascuas. Atención viajero: el horario lo cambiamos.
EL hombre de la gabardina vuelve hacia los cercanos los andenes. se acerca con precaución al cojo, dudando antes de preguntar , mirando fijamente intentando adivinar la personalidad de eso hombre, por si la pregunta le incomoda, siendo la gente de Vall d´Uixó muy cerrada, enmarcada en un ambiente de hostilidad a la hora de hablar con gente que no sea de su familia, clan, o partido político.
Buenas tardes caballero ¿Espera usted por casualidad al autobús de las cinco para Castellón?
EL cojo, un hombre rozando la tercera edad, seguramente jubilado, bajito y con pelo canosos y largo que lleva recogido en una coleta, con abultada barrida , mira con tristeza al hombre de la gabardina. ( quizás su mirada se deba a su cojera, a tener cerca de sesenta años, a sentirse solo, o quizás sea por viajar en autobús con todo lo dicho) le responde que si espera el autobús con timidez.
El hombre de la gabardina le pregunta
¿ Sabe usted lo que son días no lectivos?
El hombre cojo niega con la cabeza, susurra como si intentará adivinar:
Días lectivos, días lectivos…
Mira con verdadera pena al hombre de la gabardina:
No sé lo que son días lectivos.
AL hombre de la gabardina le da tanta pena el cojo ,que le responde:
No pasa nada, yo tampoco se lo que son días lectivos.
Tras un breve silencio añade.
Creo que han cambiado el horario de la compañía- mira nuevamente el reloj impaciente. Son ya las cinco y diez, y el autobús sin llegar. ¿ quieres usted mirar conmigo el horario?- le invita preocupado el hombre de la gabardina- Si le soy sincero, y aunque le extrañe, no lo comprendo.
El hombre cojo también preocupado de que no llegue el autobús se mueve en dirección al cartel, pero gira hacia el bar antes de llegar y le dice al hombre de gabardina.
Vayamos al bar de la estación, y ahí nos lo dirán lo que ha pasado. En el cartel no sacaremos nada en claro, más que discutir.
Entran los dos hombres al bar.
Hay varios hombres mayores en la barra. Parecen tristes y aburridos. No hablan cuando entran. Se escucha la voz del cojo preguntado al dueño del bar.
Joaquín ¿ a que hora sale el autobús?
Joaquín, hombre alto, serio, con una botella de anis en la mano que acaba se servir , responde mirando a ambos hombres:
Los horarios son difíciles de entender. No quiero deciros nada, por qué sin me equivoco y viene el autobús, las culpas son para mi, que ya me ha pasado. Pero si no llegado el de la cinco, y hoy he visto que ha salido a las cuatro, el que queda es el de las siete. Pero yo os he dicho nada, no sea que me equivoque, que no hay Dios que entienda los horarios de los autobuses, y llevo aquí dentro de la estación más de 15 años.
Deja la botella de anis en la estantería y se vuelve de nuevo hacia ellos que quedan en silencio pensando.
EL hombre cojo le vuelve a preguntar:
Dame el teléfono que llame a la empresa.
Joaquín les indica la puerta
En la ventana de los que fueron las oficinas está puesto. Yo la verdad es que no lo sé. Afortunadamente tengo coche, y que dure.
Sale el hombre de la gabardina y el cojo hacia el cartel. Dos hombres más miran el cartel. Son también mayores, adentrándose en la tercera edad. Discuten amigablemente sobre que significa los días lectivos.
Una mujer de unos cuarenta años se acerca con un niño cargado con una mochila que parece ser su hijo.
¿ Puedo ver el horario de los autobuses? Pregunta la mujer a la espalda de los cuatro hombres que tapan el cartel cada uno opinando sobre los días lectivos. No la escuchan en su discusión.
Ya estaba la hipotesis- dicho por el hombre de la gabardina- en que los días lectivos son aquellos en que es obligado leer en voz alta en la calle, y si no lo hace la policía local te multa. Ya que Vall d´uixó es una ciudad educadora, y los no lectivos son los del sabat.
A lo que el resto de hombre se encara con el hombre de la gabardina.
Oiga usted, lo que está diciendo es un disparate. A mi no me han obligado nunca a leer en voz alta, ni me han multado por eso. ¿ Y que es eso del sabat? Escuche señor…
¿ Puedo ver el horario de los autobuses?- insiste la mujer. Esta vez reparan en ella y se vuelven todos hacia la mujer.
Si señora, pase usted y mire. Los hombres abren el círculo para que pase a investigar al mujer.
Uno de esos hombres, roza la tercera edad, vestido de traje, aspecto de caballero, de cara alargada y con arrugas, le comenta gentil a la señora:
El autobús de las cinco no ha venido. Creemos que han cambiado el horario. Aquí pone que los días no lectivos cambia.
¿ Día son lectivos? Pregunta la mujer. ¿ que es eso?
EL niño le dice a su madre tirando de su abrigo:
Mami, mami. días lectivos son el horario del colegio.
El hombre de la gabardina pega un chillido y habla muy excitado como si hubiera tenido una revelación- Se acerca al cartel y pasa el dedo por las palabras:
Pascua, vacaciones estivales, navidades… va uniendo los puntos como quien resuelve un misterio.
Ya lo he visto- grita- Los horarios de autobuses están sincronizados con el horario escolar. Basan sus rutas de transporte público en el calendario escolar. Cuadra con lo que este niños nos cuenta. miren por favor, acérquense y presten atención, las vacaciones estivales, desde mediados de julio hasta septiembre, las pascuas y la Navidad, los puentes… son las fiestas escolares. ¿ no lo ven?
Es cierto- responden varios de ellos.
El hombre del traje elegante exclama lleno de rabia:
Es un transporte público para niños.
EL niño le pregunta a su mama.
¿ No vamos a ver a la abuela a Castellón mami?
La madre mirando el nuevo horario responde.
Si , si hijito si, pero será mañana. Hoy es demasiado tarde. Solo queda el autobús de las siete.
El hombre de la gabardina les dice al resto que empiezan a dispersarse:
Estamos encerrados en este pueblo. El transporte público te obliga a tener coche.
El hombre del traje responde despidiéndose:
Aquí sin coche estás perdido.
Se retiran todos del panel, cada uno se va por su lado, y la estación queda vacía y melancólica con la tristeza del cojo. Allí quedará en silencio y pensando en su cosas hasta la siete, apoyado en al columna de hierro sujeto por sus dos muleta.
EL hombre de la gabardina caminado por las calles llama a la oficina obrera. Al teléfono se pone J.M.
Juan M. Soy Ángel, no me esperes- Han cambiado el horario de autobuses por la navidad. Sin avisar o mejor dicho mal explicado, ya te contaré cuando nos veamos. EL transporte publico es un desastre. En Vall d´uixó sin coche estás encerrado. Te dejo que no tengo casi saldo en el teléfono.
Al otro lado del aparto se escucha una voz que responde:
Bueno, pues ya vendrás cuando puedas, no te preocupes. Igual me acerco antes de que se acabe el año, tengo que hacer una entrevista sobre la fábrica de Segarra a un hombre del comité sindical de la empresa cuando la estaban cerrando.
A lo que le responde el hombre de la gabardina:
Claro como tienes coche… quizás puedas entrevistar también a un hombre cojo que se ha quedado esperando el último autobús. Nos vemos.
II. Los trineos y la paz son para la navidad.
cinco y media, 26 de diciembre del año 2018.
El hombre de la gabardina camina por las calles de Vall d´Uixó frustrado de no haber podido ir a Castellón. La humedad es tan fuerte que le cala bajo la piel de la gabardina. Avsa desprecia su tiempo, el valioso tiempo de sus clientes. ¿ qué hacer ahora? EL hombre de la gabardina siente la sacudida producida por el estrés. Debe ir a regar sus huertos y arreglar las barracas de guisantes, aunque está cercano el anochecer, es mejor dejarlo para mañana, opina que poco podrá hacer ante la ingente faena que hay que hacer allí. Un pensamiento que le llena de rabia y a la vez lo desmoraliza. todo por un puñado de acelgas y de guisantes. Quien se lo iba a decir, igual que su abuelo en la post guerra. En Vall d´Uixó los primeros años del siglo XXI existe el hambre y represión social, vecinal, económica. En el año 2018 unos guisantes y unas acelgas son fundamentales para mantener la dignidad y amor propio, cuando el resto de gente se une para odiarse y acosar al que no tiene nada o alza la voz contra la opresión. Ha llegado a tal punto la situación que las citas en los cuarteles de la guardia civil para denunciar a un vecino, una agresión , una pela, son de unas tres horas. El hombre de la gabardina también debe estudiar la asignatura de la que se ha matriculado de psicología, a cuyas tutorías no puede acudir por ser a las ocho de la tarde los martes en Villa Real, hora en que el último autobús de avsa sale de Castellón. Solo ha ojeado el libro y está a punto de ser la primera convocatoria de exámenes. Otra sacudida del estrés. Debe ir también a por leña. EL termómetro de dentro de casa no supera sin fuego por las noches los 14 grados, y en el trineo donde carga la leña, pese a los grandes logros con sus perros de cada viaje solo hay leña para tres días, y ya hace dos que no ha salido. LA situación es desmoralizadora, quizás con el taller de empleo se la abra una puerta. Aunque cree que el clima social va a ir a peor. Sigue pensando en esa tarde. Ahora el tiempo se le ha ido, como el autobús.
Cosa extraña en el hombre de la gabardina. se para junto el bar que hay frente la residencia del hogar del sagrado corazón de Jesús. Sin saber muy bien el motivo, siente ganas de entrar. Ahora comprende a la gente que lo hace. Han perdido su tiempo, ya no vale nada, pueden perderlo en paz. Su autobús hace mucho que se fue, y se quedaron allí, en el bar, atados como el burro a las puertas del baile de la famosa canción de Manolo García. Quizás lo maten como a Lorca los de VOX por lo del burro y ser Catalán.
EL hombre de la gabardina entra. La puerta clásica de madera se abre. Tras subir tres peldaños se ve una amplio salón con varias mesas limpias y butacones para sentarse. las caras de la gente son como las del burro a la puerta del baile, atados a las mesas y sentados. Es la gente de siempre, la de todos los tiempos, la del abatimiento, la tristeza, el desamor y el odio de saberse perdidos.
Un hombre que toma cerveza le dice otro.
Oye Francisco ¿ cuánto llevas en el paro?
Francisco tomando un sorbo de cerveza le responde con un pequeño hipo.
Con este año que termina empiezo el noveno . ¿ Y tú?
El otro le responde.
Te gano.
Ambos callan , miran la tele donde una chica preciosa anuncia un yogur para mantener la línea, y luego noticias sobre Cataluña y VOX.
EL hombre de la gabardina escucha una conversación iniciada por dos caballeros mientras pide un café.
La culpa del paro es de los sindicatos.
SU compadre, un hombre de unos cuarenta años lo confirma.
Yo soy afiliado de comisiones obreras desde hace 20 años. Y nos han vendido en stilsaf los sindicatos. La fábrica la han cerrado y yo estoy de nuevo en el paro. Los sindicatos y los partidos de izquierda son un retroceso.
Claro hombre- le comenta sonriendo el otro, que hace un gesto con la mano eufórico- pero ahora la derecha los va a quitar , o por lo menos meter en cintura. Nada de subvenciones, l las ayudas para el empresario , y verás como se crea empleo y de calidad.
Eso, y expulsando a los inmigrantes, que han hecho tanto daño como los sindicatos a este país- añade Francisco nostálgico de tiempos donde la iba mejor.
A los que sobren del país, que son los que no trabajan, ni quieren trabajar, y viven de la paga de los servicios sociales, se los devolvemos al rey Hassan en patera para que los ponga a hacer carreteras en el Sahara.- su compadre se emociona exclamando en voz alta para que le oigan- en España si no fuera por los sindicatos, las feministas, y los inmigrantes, sería el país donde mejor se viviría. Habría faena para todos, y para cada español una mujer. EN la vida no se puede pedir más que trabajo, mujer y patria.
Así se habla Fermín- le dice su amigo Francisco mirando a todo el mundo por si alguien salta. Nadie dice nada.
Una voz femenina se escucha a la espalda del hombre de la gabardina que está deprimido como el resto.
Un te de cerezas.
Al hombre de la gabardina le suena esa voz. Se gira y ve a la mujer de espalda saliendo a la terraza. Va hacia ella.
María..María. .. le dice
La chica de detiene sobrecogida. Volviéndose lentamente.
Pero…Ángel, que casualidad.
Si- le dice Ángel ,el hombre de la gabardina- ¿ qué haces por aquí?
Tengo a mi abuelo en la residencia y hemos venido a verlo.
¿ En ese antro lo habéis metido? Le pregunta el hombre de la gabardina extrañado.
No, no, la sagrada familia es una gran residencia. Entro sin poder andar y ya anda- le comenta ella. En la que estaba antes lo dejaron cojo-
Ángel exclama extrañado
¿ de verdad no es moridero la Sagrada familia? Con ese nombre que tiene la residencia es para ahorcase. Casi una broma a la gente que los abandonan…
Te equivocas Ángel- le dice ella riendo antes de que siga y acabe diciendo algún disparate que puede herirle la sensibilidad, y le pregunta como está.
Bien- responde ángel tímido- He perdido el autobús y no sabía que hacer, por eso me he metido en el bar a pedir un café, no creas que soy como esta gente.
Ya lo sé Ángel- le dice María con ternura, sabiendo que le preocupa la mala imagen que pueda darle estando en un bar.
Están en la puerta los dos. Ángel escucha que llaman a María desde la mesa, es su madre y sus abuelos.
Ahora voy Mama- le dice- me he encontrado un amigo de Castellón- Ellos se conocen de Castellón, aunque él viva en Vall d´Uixó y ella en Onda.
¿ Y José sigue trabajando? Le pregunta él.
Está en la naranja, y luego irá a la poda. Ahora hace la campaña larga, cuando termina una cosa, sigue podando y luego quemando. EL año pasado estuvo hasta agosto.
Menos mal- le comenta Ángel.
Nos va bien Ángel- le dice María a la que no paran de llamar.
Feliz año si no nos vemos- se despide Ángel, ambos se abrazan. EL hombre de la gabardina paga y se va.
Por las calles la gente anda como fantasmas, borrados de la vida. Si se cruza con alguna mirada, nota el brillo del odio. Aún quedan en los balcones colgando la última campaña franquista para salvar la cruz. Varios falangistas de centro moderado del PP y de ciudadanos se cruzan con el hombre de la gabardina. Le sonríen de forma amenazante. Su sonrisa le refuerza la creencia de que está en tierra hostil. Se repite una y otra vez en la historia. Nada cambia. Llega a su casa, San Antonio. Por el camino sus vecinos de los últimos 18 años de vida pasan con sus coches sin saludarle. La gente de allí revienta de odio. Ángel el hombre de la gabardina, al entrar a su casa tiembla de frío. Siente la humedad en la nariz que gotea. Enciende el fuego y recoge a los perros que están en el corral. Los sube. Enciende la radio. Cadena Ser retransmite un mensaje del presidente de España, Pedro Sánchez, anuncia para tranquilizar que España Crece más que Francia ( no explica que Marruecos o Senegal crecen más que España, Alemania , Francia y Estados Unidos, y no significa nada, Marruecos está comido por las moscas) advierte en su mensaje que no permitirá que la extrema derecha maltrate a las mujeres o les quite su libertad ( no dice nada de los inmigrantes, que también son víctimas)
Entre los anuncios llenos de optimismo y logros el hombre de la gabardina apaga la radio Vaya mierda de noticias, cada día son peor. Decide dar una breve vuelta con los perros. El trineo está apoyado en la pared, pero no lo gasta, solo las correas, irán a pie hasta la ermita de San Antonio. Al volver pasan junto la casa de la chatarrera que se encuentra al borde del camino. Solo de pasar por allí se le ponen al hombre de la gabardina los pelos de punta. Personaje esperpéntico y fatuo, miserable no solo por pobre. Ejerce en un casetucho el chantaje al que se cruza con ella. Su oficio es dejarse morder por perros, que le muelan a palos, el adiestramiento de perros falderos que lanza contra perros más fuertes… y luego a juicio. Con los beneficios va tirando. Con el hombre de la gabardina, desde que sabe que está contratado por el Ayuntamiento ya ha tenido tres discusiones. En la anterior incluso le prohibió caminar libremente por ese camino. Su fama de loca entre la vecindad no está reñida con el cálculo frío de la provocación. Así mata dos pájaros de un tiro, da rienda suelta a su locura y se lleva un buen puñado de euros. Es como la que es puta por placer, y de paso algo que se saca de su afición. ¿ cuántas veces ha mandado a juicio a vecinos de San Antonio? A unos cuantos les ha sacado los cuartos y se han visto en manos de la justicia y fichados.
A la altura de su casa anda desprevenido entre los muros de la casa de un vecino y la chatarrera el hombre de la gabardina, llevando sus tres perros. Escucha como la puerta principal de la chatarrera se abre y le dice a su perrito:
Venga snupy a torear.
Snupy, un perro faldero sale del chiquero de la chatarrera con sus dos dientes caninos por fuera y su forma lanuda de felpudo que hasta los ojos le cubren. Lo hace lanzado y ladrando como un loco, de tantas locuras que habrá visto de su dueña, Va hacia los husky que lo detectan y observan como snupy en plan agresivo llega a ellos, y no era tan loco el plan de ataque porque en verdad de eso dependía el rancho de casa.
El hombre de la gabardina tira de sus perros hacia él y desciende con los perros mirando a snupy que se lanza sobre uno, pero de un tirón a la cadena el husky retrocede, y el pingajo de perro que hubiera muerto en la boca de un husky, se salva.
Van huyendo cuesta abajo, cuando snupy creyendo haber vencido se detiene y mea, mientras los huskys están furiosos por el insulto, como el hombre de la gabardina que espera a la dueña mientras los perros se miran. AL cabo de cinco minutos escucha como sale cojeando y ranqueando la chatarrera que llama a su perro:
snupy ven con mama.
EL hombre de la gabardina le dice al verla:
Luego te quejas de mis perros, pero el tuyo es el peligroso. Lo ves. Se ha tirado a mis perros. Ahora que dices.
La chatarrera, una mujer menuda, gorda, a la que le faltan varios dientes, con aspecto de monstruo flatulento empieza a hacer aspavientos con sus perrito frotándose entre sus piernas:
Mi perro, mi perro, los tuyos, los tuyos que son peligrosos, sin vergüenza que llamo a la guardia civil. Te voy a denunciar hijo de puta, hijo puta.
Se encienden luces de vecinos.
EL hombre de la gabardina siente las miradas de odio de sus vecinos, y a la vez siente perdido sin saber que puede decir para salir de allí antes de que se complique , no se le ocurre otra cosa que decirle:
Estás loca.
La chatarrera con cara de perturbada, escupiendo saliva , nerviosa, con unos ojos fijos, de lunática dirigidas hacia él, sin pestañear , se enfrenta al hombre de la gabardina que se intimida ante una mirada que produce espanto por la locura que hay en ella que no para de chillar, ahora con snupy en sus brazos.
Tú si que estás loco, y tus perros, te voy a denunciar. Y cuando te vea por la calle te voy a chafar con el coche a ti y a tus perros
Ángel desciende a su casa y llama a al guardia civil que acude al cabo de cinco minutos. Sale a la calle a recibirlos.
Un agente educado, monotóno, hace el ritual habitual del saludo y la pregunta de rigor
Buenas tardes caballero. ¿Nos ha llamado usted?
SI agentes, les he llamado para denunciar un delito de amenazas, y por haberme tirado un perro una vecina para que los míos le muerdan. Es la chatarrera. Vive arriba. ¿ No sé si la conocen?
!Ah bueno! Comenta un guardia civil con gesto- hace usted bien en denunciar, algo sabemos de ella, pero nadie denuncia.
Una vez termina de declarar junto al coche el hombre de la gabardina se mete en casa. Mira le libro de psicología. Siente el frío. El año se acaba dicen en la radio que ha encendido. ¿ y qué? Se pregunta mientas se quita la gabardina y se mete bajo las mantas y entre los huskys.
Fin.
Dejamos está historia aquí, aparcada, pero no ha terminado, aunque de momento espero no tener que seguir publicando cosas de este tipo ya más, pero es un deseo. Esto va a seguir, lo sé. De momento está mediando la policía local, no sé si confiar o no, pero en fin , quiero dar una oportunidad, ya que por lo menos me atendieron esta vez de forma correcta. Servicios sociales están informados, aunque tampoco se si confiar, más bien no, se quedara todo en que le den un paga, en vez de trabajar con esta mujer para que se inserte y deje de estar metida en un círculo vicioso de juicios, amenazas, pelas, escándalos y ser una amenaza social, al igual que el resto de miserables y desdichados. El progresismo y su inacción habitual para que se pudra todo, nos llevará de deducir que la solución total y definitiva es muy sencilla y nos permitiría alcanzar un estado de humanidad superior.
Angelillo de Uixó.
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