dedicado con cariño a mi monitora del taller de empleo. Isabel tiene mucha paciencia conmigo y yo hago lo que puedo. Queda mi huerto, abandonado como el patrimonio que custodia el Ayuntamiento. Solo falta agua, más díficil que conseguir que conocimiento.
Habla el martillo de Isabel.
En cierta ocasión, los alumnos de un taller de empleo de
jardinería se mostraban nerviosos, y se quejaban porque era muy difícil para
ellos la materia que les estaba explicando su monitora de jardinería.
Esta, para quitarle el hierro y la aspereza que conlleva todo aprendizaje
académico, se dirigió a ellos como una
psicóloga.
-¡Cómo, a estas alturas de vuestra vida!-
¿ es qué no recordáis
vuestra infancia,
aquellos años lejanos donde ibais a la escuela?
Enhorabuena , habéis vuelto de nuevo, y esta vez…
para triunfar .
Así os digo a vosotros; ¡Oh alumnos!;
Bienaventurados y afortunados seáis;
pues sois de nuevo
tan alumnos…
como los que van por
primera vez al colegio.
Sed pues resistentes
al estudio .
Permanecer en la silla como un clavo
Sed igual que un clavo que sujeta una hoja
Aprender a permanecer en la silla resistiendo al estudio.
Y si es duro lo que digo,
Siiii, Siiiiii, siiiii
escuchar mi martillo sentenciando la lección;
Y vibrar como un clavo cuando termina su trabajo.
Algunos me decís:
-“Es inútil aprender más Isabel.
Mi mente y mi cuerpo no da más de si,
No comprendo al martillo ni al clavo”
Pero…os pregunto:
¿ por qué os ponéis tantos límites?
¿ A qué viene tanto sollozo a estas edades?
Si no es el martillo y ni el clavo lo que habéis de
comprender.
Sino lo que yo cincele con ellos en vuestra mente;
Para que seáis resistentes al estudio ,
y salten chispas en
vuestras ideas para arrancaros los clavos.
Habla el martillo de
Isabel.
Angelillo de Uixó.
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