jueves, 17 de enero de 2019

No a la caza, ni es patrimonio ni cultura



El lobo está entre los naranjos.

Es la naturaleza salvaje, salvaje, salvaje.
No hay lobos en esta tierra,
No hay rapaces en este cielo
Ya no existen en el teatro de estos campos,
La función de la  lucha por la vida
Entre el buitre y la bestia  malherida.

Es la naturaleza salvaje, salvaje, salvaje
La que busca el senderista y el cazador,
Cuando se encuentran en estos campos de naranjos.
Odian las monotonías de sus vidas,
Por eso tienen miedo al cruzarse,
a que no quede un gusano en la tierra,
Ni una paloma en el cielo.
En la sombra de los naranjos,
sale perdida la bala huyendo de la monotonía.
alcanzando al paseante de rodillas en el azahar.

Odian el cazador y el senderista,
que la naturaleza no sea salvaje, salvaje, salvaje,
Cuando silba la bala perdida,
entre las flores y las colmenas
para encontrar un pulmón lleno de aire
de  un senderista que cae al suelo mirando al cielo,
como  fuelle  se plega ,resoplando un reguero  sangre.
Mientras huye un cazador enloquecido de los naranjos
Protestando que no quede naturaleza salvaje, salvaje, salvaje
De la vida.
Angelillo de Uixó.
*****
El poema está basado en una excursión en bicicleta un domingo con un amigo que me acompañaba mientras yo le enseñaba mi tiro de perros enganchado a la bicicleta.  Él me mostró la cantidad de cartuchos de caza que había junto el camino que realizábamos entre maquial, aigua molls, rodeno…) previamente le comenté lo que me ocurrió en una batida de caza dos o tres semanas antes, me metí en ella corriendo un gran riego. Hay que decir, que en Vall d´Uixó entre mucha gente que pasea por el campo hay preocupación por los cazadores . Están bajando del monte, y cada vez  se acercan más a  los caminos, y a las viviendas a cazar, provocando preocupación por el riesgo que conlleva. Está dedicado a Cristina, que es una muchacha que conozco que le encanta salir de la monotonía del trabajo yéndose de escapada los fines de semana con su pareja y sus amigos a hacer excursiones al monte o al mar, sin saber el riesgo que conlleva de que un cazador los alcance mientras pasean cerca de la playa, o un camino lleno de campos de naranjos.

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